Luego de un año y medio escolar en medio de la pandemia, el régimen de Maduro llamó al retorno a clases presenciales a partir de hoy, cuyo anuncio es criticado por docentes, padres y representantes y el resto del personal educativo, pues en estados como Lara el 90% de las instituciones no está en capacidad de recibirlos a todos ni se ha cumplido la dotación de insumos de bioseguridad ni vacunación, lo cual supone un desafío frente al covid-19 para un país que vive una crisis sanitaria.
María B. Jordán | La Prensa de Lara
Algunos directivos han evaluado el retorno progresivo y escalonado, dependiendo de la realidad a la que se enfrentan en cada institución porque desde marzo de 2020 sólo el 3 por ciento de 2055 escuelas y liceos han recibido mantenimiento a través del plan «Una Gota de Amor», según información oficial de autoridades de educación.
En varios países de América y Europa han vuelto a la normalidad escolar. La creación de planes anticovid, vacunación de estudiantes y normas de bioseguridad han sido pieza fundamental para evitar la propagación del virus, al punto que aplican pruebas para poder detectar posibles focos de contagios y aislar a los estudiantes.
Pero en Venezuela la realidad es otra y el estado Lara no escapa de ella, según datos del Colegio de Profesores, el 90% de instituciones no está en condiciones óptimas para recibir a los muchachos, pues no cuentan con servicios básicos, tienen la infraestructura deteriorada, no tienen los pupitres ni otros equipos porque han sido víctimas de hurtos, y además la inmunización para niños de 2 a 12 años apenas fue anunciada por el Gobierno para hoy con una vacuna de origen cubana llamada soberana, que no está aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la cual el Ejecutivo nacional ya compró 12 millones de dosis.
Como una fotografía vale más que mil palabras, LA PRENSA visitó al menos ocho instituciones del oeste, este y centro de Barquisimeto, en las cuales se evidenciaron las precarias condiciones en cuanto a infraestructura y la falta de dotación de insumos de bioseguridad, de limpieza y pedagógicos. En el liceo Zarina de Asuaje, al oeste, los techos presentan filtraciones y las paredes están llenas de grietas, además no tienen servicios básicos.
«No hay agua porque falta la conexión y mantenimiento de la bomba», expresó Rosti Fader, director de la institución, quien lamentó la falta de inversión por parte del Ministerio de Educación. «¿Cómo es posible que los muchachos vuelvan si sólo tienen unas pipas para almacenar agua y necesitan lavarse las manos todo el día para evitar el covid?», manifestó.
En la escuela Juan Landaeta, en el sector Los Horcones, también al oeste, la situación es similar. Las dos baterías de baños no están habilitadas, no cuentan con agua porque los dos tanques fueron hurtados y entre asambleas los representantes y docentes decidieron no regresar de manera presencial, por lo menos durante el primer lapso. «Hemos enviado los informes, pero no tenemos respuesta», dijo Marlys Giménez, directora encargada de la institución.
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