Cientos de refugiados que llevaban cuatro días en huelga de hambre en el destruido campo de Lipa, en el noroeste bosnio, para exigir mejores condiciones de acogida, aceptaron este martes la comida proporcionada por organizaciones humanitarias.
EFE
«La buena noticia es que los migrantes atrapados en el antiguo campo de Lipa ahora aceptan comida», informó el jefe de la oficina de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en Bosnia-Herzegovina, Peter van der Auweraert en su cuenta de Twitter.
Indicó que «se está trabajando en la solución para los atrapados en Lipa», pero alertó de que eso tomará un tiempo, «algo que no tienen los migrantes, que viven en condiciones de frío y humedad» en esa zona cercana a la frontera con Croacia, por donde intentan entrar en la Unión Europea.
Según el portal bosnio Faktor, la Cruz Roja de Bihac (noroeste) indicó que los refugiados aceptaron hoy la comida, rechazada en los días pasados para denunciar su situación de abandono en medio del invierno.
Anunció también que se cerrarán los quioscos cercanos al lugar, donde al parecer algunos podían comprar comida.
«Estoy seguro de que las autoridades harán todo lo posible para clausurar esos quioscos, porque en ellos se producía la comida para quienes tenían dinero», declaró Selam Midzic, de la Cruz Roja local.
El lunes, Midzic había asegurado que muchos migrantes aceptarían la comida, pero que la rechazaban por miedo a represalias de grupos organizados que vigilaban si todos seguían la protesta, y que temían enfrentamientos entre ellos mismos.
Unos 900 migrantes permanecen al raso en el campo provisional de Lipa desde que fuera destruido en un incendio el pasado 23 de diciembre.
El pasado día 1, el Ejército bosnio instaló allí varias tiendas de campaña, pero éstas no han sido aún equipadas para su uso. Además, la zona carece de agua potable, electricidad y calefacción.
La pasada semana, fracasaron los intentos de las autoridades bosnias de trasladar a los migrantes de Lipa al antiguo centro de acogida de Bira en la cercana ciudad de Bihac, o a Bradina, en el sur, debido a la resistencia de la población y los dirigentes locales.
En Bosnia-Herzegovina se han repetido con frecuencia situaciones de crisis con miles de refugiados fuera de los centros de acogida.
Se calcula que más de 2.500 migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en el cantón noroccidental bosnio de Una-Sana están sin techo, acampando en edificios abandonados y en los bosques.
En los centros de acogida en Bosnia-Herzegovina hay unos 6.000 refugiados, según la OIM, que asegura que hay suficiente financiación internacional para alojar a un total de más de 8.000 personas en el país balcánico.
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