Orlín Marchena estuvo tres meses sin cobrar su sueldo como docente. “Gracias a Dios este mes me cancelaron los meses que tenía suspendidos, pero es difícil vivir así. Tuve que hacer otras cosas para poder sustentarme mientras solucionaba el reintegro de mi sueldo”, contó desde la manifestación de maestros de este miércoles 9 de junio frente al Ministerio del Trabajo, en el centro de Caracas. “Ir a un supermercado y no tener el dinero suficiente es muy triste”, añadió con respecto a la situación económica actual de los maestros en el país.
Ivanna Laura Ordoñez | Crónica Uno
Orlín es maestra de preescolar con 21 años de servicio. Actualmente ejerce en la Unidad Educativa Tulio Febres Cordero de Catia, en la parroquia Sucre del municipio Libertador. Orlín cree que la suspensión de su salario se debió a un conflicto sindical en el que la acusaron de no tener licencia para ejercer el cargo de directiva dentro de una de estas asociaciones de maestros.
Orlín contó que durante los tres meses sin sueldo tuvo que empezar a trabajar en ferias, vender queso o huevos; dependiendo de lo que encuentre más barato, cambiar productos por plátanos o hacer cualquier cosa que le dé algo de ganancia para mantener a su familia. Y, además, tratar de educar a sus alumnos a distancia. Todos esos trabajos por cuenta propia los hace en medio de la pandemia por la COVID-19, y sin estar inmunizada contra esta enfermedad viral debido a que las vacunas no han llegado al colegio donde labora.
“Particularmente, no regresaría a las aulas hasta tener un sueldo digno, porque soy mamá y papá, tengo necesidades con mis hijos. Tampoco tengo seguro médico ni funerario, no tengo para cubrir las necesidades básicas, tengo que esperar dos o tres meses para comprar un paquete de toallas sanitarias, es difícil volver a las escuelas sabiendo que tengo que reinventarme haciendo otras cosas para cubrir mis necesidades”, expresó Orlín.
Juan Carlos Pérez es profesor de Biología de bachillerato, con 12 años de ejercicio. También acudió a la protesta de este miércoles para denunciar que también pasó tres meses sin salario. Explicó que la suspensión se debió a un proceso administrativo que le abrieron por no asistir a la Unidad Educativa Almirante Brión de Propatria, donde ejerce.
“El liceo no cuenta con las condiciones para dar clases. Tampoco asisto debido a mi situación económica. Tengo que buscar la manera de sustentar a mi familia. No cuento con las condiciones para dar clases online. Debido a familiares que murieron de COVID-19, tuve que vender todos mis aparatos tecnológicos para poder cubrir los gastos. Sabiendo todo esto, igualmente me suspendieron el sueldo”, relató Juan Carlos.
Para cubrir los gastos en casa, Juan Carlos trabajó reparando aires acondicionados y otros aparatos electrónicos. Aún no está vacunado contra la COVID-19, al igual que todos sus colegas del liceo en Propatria. Antes de la suspensión de su sueldo, ganaba 3.000.000 de bolívares, lo que en la actualidad representaría menos de un dólar. Ahora, gana 16.000.000 de bolívares, un poco más de cinco dólares. “Un docente no mantiene una familia con eso”, añade.
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