Nicolás Maduro dice que en 2022 le pueden convocar a un referendo revocatorio para sacarlo del poder por la vía de los votos, y dirigentes que lo adversan avalan esa ruta. Pero la historia muy reciente indica que no solo hace falta que el pueblo decida, sino que lo dejen decidir.
El miércoles 24 de junio de 2020, gobernante Nicolas Maduro declaró que «en 2022 se abre el lapso para quienes quieran recoger las firmas para convocar un referendo revocatorio». Afirmó que «si el pueblo recoge las firmas suficientes, como exige la Constitución, iremos a medirnos a las urnas y será el pueblo quien decida».
Apenas 20 minutos después, el exgobernador de Lara Henri Falcón recogió el guante y escribió en su cuenta de Twitter:
“El pueblo Venezolano está decidido a echarlos y será, sin duda, con votos.
Vendrá el #revocatorio! Antes parlamentarias, regionales y locales también! Cuenten con eso!”
No es la primera vez que Maduro dice que la oposición puede sacarlo del poder por vías democráticas. Por eso es importante mirar a la historia reciente, echando el calendario atrás hasta 2014.
Eran tiempos de «La Salida», de protestas callejeras, de movimientos populares para que el gobiero cayera, impulsados por Leopoldo López, Antonio Ledezma,María Corina Machado y varios dirigentes y organizaciones. Visto que aquel camino no dio resultado, otro sector de la oposición reiteró el camino electoral: participar en las parlamentarias de 2015 de manera unitaria.
Así se hizo, luego de no pocas discusiones sobre la ruta estratégica. Finalmente, con la tarjeta MUD, la oposición logró hacerse de la mayoría calificada del parlamento que comenzaría a trabajar en enero de 2016. En diciembre de ese año, cuando se hablaba del revocatorio, desde la organización unitaria se abrían puentes.
Chúo Torrealba, entonces coordinador nacional de la alianza, decía: “Vamos a llegar al 5 de enero con una agenda de reivindicación social. Habrá que ver qué pasa cuando se formulen leyes como la de Misiones para todos y el Gobierno intente bloquearlas. En ese momento, si el Gobierno se opone al deseo de cambio y de justicia, entonces habrá que activar los mecanismos que la constitución prevé”.
Pero el chavismo nunca quiso entenderse con una Asamblea Nacional dominada por la oposición con 2/3 partes, y por tanto con capacidad de legislar sin bloqueos por parte de la bancada del PSUV. Optó por bloquearla, y rápidamente. El 11 de enero el TSJ declaró al Legislativo en «desacato». Tenía apenas seis días de instalada, en aquella sesión en que Henry Ramos anunció que en los primeros seis meses de trabajo legislativo se definiría cuál sería el camino para cambiar de gobierno.
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