El levantamiento de algunas sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a la administración de Nicolás Maduro, aunque ha sido leve y cautelosa en el último año, ha marcado la posibilidad de un nuevo proceso de flexibilización por el que no ha dejado de abogar el chavismo, sumándole también grupos opositores.
Por Raylí Lujan/ Bloomberg
Fernando Blasi, recién designado representante de la Asamblea Nacional electa en 2015, ahora presidida por la diputada Dinorah Figuera, se refirió a su intención de solicitar al gobierno de Joe Biden relajar las sanciones petroleras, aún y cuando este no ha sido reconocido formalmente el rol que desempeña.
Tras la eliminación del gobierno interino de Juan Guaidó, las relaciones entre EE.UU. y la dirigencia opositora han sufrido un estancamiento. Pese al respaldo que mantiene la administración Biden al Parlamento de mayoría opositora, las autoridades decidieron retomar la custodia de seis sedes diplomáticas venezolanas en ese país, que habían sido previamente entregadas a Guaidó.
Se han reunido igualmente con Figuera, nueva responsable de la institución que sí reconocen, y quien se desvinculó de las declaraciones hechas por Blasi para el levantamiento de restricciones financieras. Sin embargo, no ha sido emitida la licencia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac, por sus siglas en inglés) que permitirá el manejo de US$347 millones que antes estaban bajo el control de Guaidó, de acuerdo a lo indicado por el dirigente opositor Leopoldo López.
La vocería estadounidense especificó en enero que mantendrían las sanciones contra Venezuela, sin embargo, el comportamiento del año pasado con licencias especiales aunque limitadas, como el caso de Chevron Corp. o el envío de crudo a Europa como parte de pago de las deudas a la italiana Eni y la española Repsol, no solo demostraron el acercamiento a Maduro sino además la atención a peticiones relacionadas.
Las necesidades del mercado global tras la guerra impulsada por Rusia en Ucrania así lo ameritaban, y sumado a ello, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) venía dando señales de una inesperada recuperación desde finales de 2021, cuando el entonces ministro de petróleo, Tareck El Aissami anunció haber alcanzado el millón de barriles diarios, atribuido a acuerdos de comercialización con intermediarios poco conocidos así como a la importación de diluyentes iraníes, claves para el aumento de la producción.
La meta no fue sostenible, y en la actualidad la industria cuenta con un promedio de 700 mil barriles al día, que para expertos como Juan Szabo, consultor internacional en energía y exvicepresidente de exploración y producción de Pdvsa, no podrá crecer nuevamente hasta lograr el millón sino hasta 2025.
“La desinstitucionalización de la industria petrolera, la pérdida de separación de poderes y la falta de capacitación de las personas designadas, augura malos manejos y corruptela (…) Por las características intrínsecas de la administración actual de los hidrocarburos prevemos desarrollos limitados a un crecimiento entre 700 mill bpd en el caso que actualmente parece dominar la escena energética y un escenario de mayor cooperación de las partes”, comenta Szabo en un análisis para Bloomberg Línea.
El especialista hace referencia a la crisis que enfrenta la estatal venezolana, ahora con la más reciente trama de corrupción develada, que trajo como consecuencia la renuncia de El Aissami. Insiste en un cambio drástico en la política petrolera venezolana como condición para una recuperación real, la que por ahora no percibe posible ante la aceleración que se requiere.
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