«Contrario a lo que muestra la investigación penal por parte de la justicia venezolana, Rafael Acosta no falleció en un hospital. Fue desaparecido, torturado y murió ante un juez. Sobre estos hechos no se ha hecho justicia», denunció Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional (AI).
Por Daniel Lozano – El Mundo.es
Los nuevos hallazgos de AI, obtenidos entre las 550 páginas del expediente penal montado contra dos guardias nacionales adscritos a la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), desmienten la versión gubernamental y confirman que al capitán Acosta le torturaron, seguramente en un centro clandestino, hasta dejarle moribundo.
El capitán presentaba múltiples lesiones, «que comprometieron sus pulmones al punto de provocar un edema cerebral severo», refiere el informe. El asesinato de Acosta provocó el año pasado la consternación nacional y el repudio internacional, además de confirmar lo que ya sabían los organismos de derechos humanos: en la Dgcim se tortura de forma sistemática a los presos políticos y, sobre todo, a los militares. Su sede en Caracas es hoy el mayor centro de torturas del país.
Pese a todos los datos que aparecen en el informe y a las evidencias obtenidas, en el expediente jamás se utiliza la palabra tortura, «a pesar de las 50 lesiones corporales de la víctima y a su precario estado de salud antes de llegar al tribunal militar siete días después de que su familia denunciara su desaparición», subrayó Guevara Rosas.
«La nueva evidencia da cuenta de la poca confianza que existe en el sistema de justicia venezolano para alcanzar la verdad», sentenció la directora de AI.
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