La comunidad internacional está a la espera de la autopsia que defina las causas de la muerte del capitán Rafael Acosta Arévalo. El régimen de Maduro, que sigue impidiendo que su familia y su abogado accedan al cuerpo, ha incurrido en varias contradicciones a la hora de explicar los hechos, tal y como ocurriera en el caso de Fernando Albán. Así lo reseña alnavio.com
Por Fernando Muñoz
La muerte del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo cumple un nuevo capítulo en el camino a esclarecer qué causó la muerte del militar. En esta ocasión ha sido Eligio Rojas, reconocido periodista de la fuente de sucesos, quien ha compartido a través de su cuenta de Twitter un extracto de la autopsia practicada al cuerpo. En las pocas líneas que son visibles se esclarece que la causa de la muerte fue un “edema cerebral severo debido a insuficiencia respiratoria aguda debido a tromboembolismo pulmonar debido a rabdomiólisis por politraumatismo generalizado”.
De acuerdo con la enciclopedia médica digital MedlinePlus, la rabdomiólisis en la descomposición del tejido muscular que provoca la liberación de los contenidos de las fibras musculares en la sangre. Estas sustancias, altamente dañinas para algunos órganos como el riñón, habrían provocado un coágulo en el pulmón de Acosta Arévalo, que acabó derivando en un paro respiratorio y posterior edema cerebral.La rabdomiólisis puede originarse a partir de cualquier lesión que ocasione un daño al músculo esquelético pero, además, otras causas aplicables en el caso del capitán de corbeta pueden causar esta dolencia: desde lesiones por compresión o traumatismos a convulsiones o temblores musculares, pasando por extremos de la temperatura corporal o deshidratación grave. Unas condiciones extremas a las que Acosta Arévalo podría haberse visto expuesto durante su detención y tortura a manos de funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar.
Pero, ¿es posible ser detenido en perfectas condiciones físicas y comparecer ante el juez unos días más tarde al borde de la muerte? Esta misma pregunta fue formulada por Cadena Ser a Josep Borrell, ministro de Exteriores en funciones de España, y en noviembre, jefe de la diplomacia de la Unión Europea. El político fue claro y conciso al respecto: “Si uno entra sano a un cuartel de la policía y siete días después se muere sentado en una silla de ruedas es que algo ha pasado”.
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