La grave crisis económica que atraviesa el país que impide que los ciudadanos puedan comprar sus alimentos, ha causado graves consecuencias en toda la población, pero sobre todo en los niños menores de 10 años, quienes han tenido que amoldar sus estómagos a una alimentación carente de los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo conductual y cognitivo.
Lorena Rojas | La Prensa de Lara
Esta crítica situación es verificada por el Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Ovsan), cuya encuesta más reciente reveló que el 91% de la población venezolana tiene inseguridad alimentaria y en las comunidades más vulnerables de Barquisimeto, donde hay niños que están malnutridos porque sus comidas están basadas en carbohidratos; las proteínas, grasas y vitaminas no forman parte de sus dietas, pues incluso deben saltarse algunas comidas porque sus padres no tienen los medios suficientes para comprar los rubros necesarios y los alimentos que vienen en las bolsas CLAP se vuelven sal y agua.
Que un niño no tenga la alimentación adecuada durante sus primeros años de vida, les traerá consecuencias en su crecimiento y en su desarrollo cognitivo y conductual, debido a que la malnutrición y desnutrición generan una debilidad mental en la que niños de 0 a 8 años pueden tener resultados devastadores e incluso duraderos en su rendimiento escolar y salud reproductiva.
Al oeste de la ciudad, se puede ver cómo la malnutrición toma terreno en estos sectores, como en el caso de la comunidad Multi Hogar, donde vive «Martín», un niño de 9 años, que a su edad presenta talla baja y retraso en su crecimiento, pues tendría que pesar alrededor de 26,4 kilos y medir al menos 1,29 metros; sin embargo, es más pequeño de lo que debería, su estatura se aproxima a la de un niño de 7 años, la cual es de 1,18 metros y pesa menos de 20 kilos. Su padre asegura que la alimentación para sus hijos a veces se hace muy cuesta arriba, debido a que en su núcleo familiar hay varias personas que están a su cargo.
«Sí, a veces tenemos que hacerlo», dice Aníbal Vargas, padre del niño, al preguntarle si tienen que saltarse algunas comidas por falta de alimentos. Comenta que hace lo posible para mantener a sus 4 hijos y brindarle educación con una de las maestras del sector, quien se dedicó por la pandemia a dictar tareas dirigidas a algunos niños de la comunidad.
Aunque algunos de estos padres realicen estos esfuerzos por mantener a sus hijos estudiando y con algunas de las comidas al día no es suficiente, debido a que no va rendir académicamente, explica Liliana Yépez, miembro del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Lara (Sutelara).
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