De desconocido a candidato presidencial de Venezuela, no sin antes ser actor de reparto, pero necesario, en la novela de uno de los momentos más espinosos del antichavismo: así conocieron los venezolanos a Edmundo González Urrutia, el opositor que recorre el mundo denunciando en presunto fraude en los comicios del 28 de julio pasado.
A seis meses de las elecciones, AlNavío conversó con dos figuras que jugaron un papel clave en la designación del antes conocido como diplomático y ahora aliado de la líder María Corina Machado como candidato presidencial de la oposición, que entonces coqueteó con la posibilidad de no acudir a las elecciones y abrazar de nuevo la ruta de la abstención.
“Nosotros siempre hemos promovido la ruta electoral y por eso nos tildan de colaboracionistas”, dijo a AlNavío una fuente del partido Un Nuevo Tiempo (UNT) que prefirió el anonimato, y fue testigo del desarrollo de las negociaciones para que se cumpliera el pedido de Machado de designar a González como candidato.
En ese momento, UNT descartó la propuesta abstencionista de la propia Machado y los factores que le apoyaban -mayoría dentro de la Plataforma de la Unidad Democrática (PUD)- e inscribió a su líder y fundador, el gobernador zuliano Manuel Rosales, como candidato a las elecciones a solo minutos de que cerrara el plazo estipulado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La movida de la “Casa Azul” dejó a la oposición en la ruta electoral, salvando las tarjetas del Movimiento por Venezuela (MPV) y la Mesa de la Unidad después de las gestiones de Stalin González -dirigente de UNT-, que negoció con el gobierno un plazo para la inscripción de un candidato “provisional”.
Pero no acabó con la división que se gestó en el seno opositor entre el grupo abstencionista de Machado y el proelectoral de UNT, MPV y AD.
Edmundo González, el candidato “tapa”
En Venezuela suele llamarse “tapa” a los candidatos provisionales. Como norma, dejan constancia del carácter provisional al firmar la renuncia incluso antes de formular su inscripción ante el CNE.
Fue el caso de Edmundo González, quien ni siquiera sabía para qué lo necesitaba la oposición cuando lo llamó la mañana del 27 de marzo.
De acuerdo con la fuente, Edmundo González aceptó ser candidato, después de mucha insistencia de la oposición, que no encontró otra figura que atravesara al mismo tiempo las alcabalas del Gobierno y de María Corina Machado.
Luego de consultarlo con su familia, González aceptó ser candidato provisional para ese momento.
“Yo no me quiero meter en ese rollo”, dijo Edmundo González a los jerarcas de la oposición, según la fuente.
Siguiendo la regla no escrita, González firmó su carta de renuncia a la postulación, cuya copia debe reposar en los archivos de la PUD, y luego se inscribió.
Días antes de que finalizara el plazo para la sustitución de candidatos, el opositor insistió ante la PUD que no deseaba ser candidato.
Liderazgo con votos
María Corina Machado se transformó en la líder de la oposición tras ganar con abrumadora mayoría las elecciones primarias del 22 de octubre de 2023.
En un principio, a la dirigente de la formación Vente Venezuela no le parecían necesarias las primarias opositoras, pero finalmente participó y sumó más del 92 % de los votos.
Su arrollador triunfo estaba previsto por todos los estudios de opinión, después de que la opositora se ganara el favor de los venezolanos durante meses recorriendo el país.
Sin embargo, Machado estaba inhabilitada para ejercer cargos públicos por la Contraloría General de la República, lo que dejó a la oposición mayoritaria con una candidata que ganaría de manera holgada cualquier elección -siempre según las encuestas-, pero le impedían competir.
“María Corina estaba inhabilitada porque el Gobierno así lo decidió de manera ilegal, porque es ilegal, es violatorio, pero no puedes esperar de este Gobierno un comportamiento distinto (…), al Gobierno no le puedes llamar perro y darle comida para gatos”, dijo a AlNavío el politólogo Yvan Piquel, otro testigo de las conversaciones en la oposición que acabaron con la designación de Edmundo González como candidato opositor.
Aquí, cree el analista que la oposición incurrió en el error de no aclarar qué pasaría si un candidato que no pudiera competir ganaba las primarias.
“No le hizo bien a la oposición ni al país una primaria en la que los candidatos inhabilitados participaron y tomaron la decisión política, porque ya no tenían nada que perder, como no tenían que perder podían asumir posiciones radicales de confortación que a la larga no generó ningún saldo positivo a la oposición”, explicó Piquel.
Desconfianza
Tras ganar las primarias, Machado presionó para que la PUD -que su partido no integra- convalidara sus exigencias.
Con su verbo encendido y frontal, la exdiputada de 57 años convenció de sus ideas a la mayoría de los partidos cuando sugirió a la profesora Corina Yoris como su sucesora.
Y, cuando esta no pudo inscribirse, llegada la fecha de la inscripción Machado negó el apoyo a Rosales y prefirió a González, pese a que este no deseaba ser candidato.
“Ella insistió en la candidatura de Edmundo porque era una forma de ser la candidata por interpuesta persona (indirecta), en vez de abrir el juego político y construir una opción más completa”, dijo el informante de UNT.
En esos días, Machado dejó clara su desconfianza con Rosales y todo UNT, una que en el partido de la “Casa Azul” todavía no entienden.
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