A pesar de pasar años trabajando para diferentes empresas y organizaciones, los adultos mayores le temen a la jubilación por lo cual se mantienen laborando por su cuenta.
“Si la jubilación fuera suficiente no vieras a tantos viejitos vendiendo en la calle para tener que comer”, expresan.
Carlos Suniaga, de 63 años, comentó que desde que se jubiló opto por volver su casa una bodega “porque la jubilación no alcanza ni para desayunar”.
“Hablé con mis hijos e invertimos en una mini bodega, vendo refrescos, chucherías, azúcar, café y aceite, entre otras cosas, porque necesito dinero de otra parte”, detalló.
Carlitos, como es conocido por sus vecinos en Artigas, trabajó como jefe de mantenimiento en una empresa privada por 27 años hasta que esta fue expropiada.
“Cuando la volvieron una empresa pública me jubilaron porque necesitaban gente más joven. Además, un adulto mayor debe recibir muchos benéficos que no estaban dispuestos a dar”, confesó.
Por otra parte, Graciela Hernández, quien es una docente jubilada, señaló que desde que dejo de dar clases se dedicó a ser costurera «para tener una fuente de ingreso extra».
Pocos son contratados
Los adultos mayores consultados comentaron que para trabajar en empresas los contratan como obreros o de seguridad. “Siempre somos como la última alternativa, a quienes contratan si no hay más nadie”, indicó Pedro Castillo.
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