Una mujer de Nueva York ha acusado en una reciente entrevista al periódico The Sun a Ghislaine Maxwell, la exnovia del fallecido magnate, Jeffrey Epstein, de ser el «cerebro» detrás de la red de explotación sexual del multimillonario estadounidense. La denunciante, que usó el pseudónimo de Samantha, asegura que fue una de las víctimas que sufrió abusos sexuales y violaciones a manos de la pareja. «Me robaron toda la vida», declaró.
«La última vez que los vi, Maxwell me agarró, sujetó mis brazos detrás de mi espalda y me puso una mordaza en la boca y luego me violó con un juguete sexual«, afirmó Samantha, actualmente de 48 años. «Luego llamó a Epstein y él se unió. Estaba aterrorizada, no podía hacer nada para detenerlos».
«Fue la experiencia más traumática, pero siento que ella era el monstruo, ella era la que estaba detrás de todo«, sostuvo la mujer, cuyo abogado representa a varias víctimas del magnate y planea pedir una indemnización en su nombre. «Cuando terminaron, cuando finalmente terminó, salí por esa puerta como una persona muy diferente a la que había entrado, estaba en estado de ‘shock'», confesó.
Masajes en casa de Epstein
Según su relato, Samantha tenía 21 años cuando fue reclutada por una compañera de su escuela de diseño en Manhattan para hacerle un masaje a Epstein a cambio de dinero. «Aparentemente, estaba interesado en que le hicieran un trabajo de diseño en su casa y también quería que chicas guapas le dieran un masaje», recordó.
Ella aceptó la oferta y volvió a masajear al multimillonario en tres o cuatro ocasiones más a finales de 1993 y principios de 1994. Samantha afirmó que durante cada sesión, Epstein se masturbaba y le pagaba unos 300 o 400 dólares por el servicio.
Otras chicas para el magnate
En una de sus últimas visitas, conoció a Ghislaine Maxwell, quién no tardó en señalar a Samantha que «era demasiado mayor y él prefería el cabello rubio», por lo que le ofreció reclutar a otras chicas para el magnate. La expareja de Epstein presuntamente habría llegado a mostrar a la joven qué tipo de mujeres le gustaban al multimillonario y le habría enseñado como actuar para convencerlas de aceptar los tratos.
«Ella simplemente se acercaba a ellas y les preguntaba si estaban interesados en modelar», contó Samantha. «Y luego decía algo como: ‘Tengo un hombre muy rico para el que trabajé, que tiene una gran influencia en el mundo de la moda y puede ayudarte en tu carrera’ […]. Me sentí muy incómoda con eso».
Finalmente, la denunciante contribuyó a que otra estudiante de su escuela accediera a hacer un masaje a Epstein. «Tenía 19 años, pero le dije que dijera que tenía 16. Fue a reunirse con ellos, pero no hablé con ella después, así que no supe cómo fue», señaló.
Sin embargo, su engaño fue descubierto y pronto recibió una llamada para ir a casa de la pareja. Una vez acudió a la vivienda, se encontró con Maxwell, quien estaba enfurecida y empezó a quitarle a ropa antes de violarla junto al magnate. «Recuerdo que me dio 300 dólares y me dijo: ‘No pienses en ir a las autoridades, porque no estarás viva para ver tu día en la corte’ o algo así», afirmó la mujer.
Samatha aseguró que quiere ver a Maxwell «sufrir» y no morir en prisión como el multimillonario. «Creo que Epstein se escapó con demasiada facilidad matándose», señaló. «Hubiera preferido verlo sufrir. Y ella tiene que sufrir como nos hizo sufrir a todas».
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