El aeropuerto de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, fue blanco este miércoles de un ataque con un dron, según las autoridades kurdas, una escalada sin precedentes en las armas utilizadas para atacar a los soldados estadounidenses estacionados allí.
AFP
Al mismo tiempo, un soldado turco murió en un ataque con cohete en una base turca a 50 km al este de Erbil, según el ministerio de Defensa turco. Por el momento no hay elementos que permitan vincular los dos sucesos.
La explosión en Erbil se escuchó en toda la ciudad. No ha sido reivindicada formalmente pero, al igual que el 15 de febrero, cuando una salva de cohetes mató en Erbil a un subcontratista extranjero de la coalición antiyihadista liderada por Washington y un iraquí, un grupúsculo, «Los Guardianes de la Sangre», se ha manifestado.
Este grupo, una tapadera de facciones proiraníes que llevan años en Irak y ahora están integradas en el Estado, reapareció este miércoles por la noche en las cadenas Telegram de los pro-Irán, aplaudiendo la explosión en Erbil.
Y esto en medio de tensiones entre Washington y Teherán por el programa nuclear iraní.
En la noche, un cordón de seguridad bloqueaba todos los accesos al aeropuerto, afirmaron testigos. El gobernador aseguró que los vuelos no estaban interrumpidos.
«Indignado por las informaciones de ataques en la región del Kurdistán iraquí», reaccionó en Twitter el portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price. «El pueblo iraquí ha sufrido durante demasiado tiempo este tipo de violencia y de violación de su soberanía».
«Escalada peligrosa»
El ministerio del Interior del Kurdistán afirmó que «un dron cargado con TNT había atacado el cuartel general de la coalición en el aeropuerto de Erbil». «No ha dejado víctimas pero ha causado daños en un edificio».
Hoshyar Zebari, exministro iraquí de Relaciones Exteriores y figura política del Kurdistán, acusó en Twitter a «una milicia», en alusión a las facciones proiraníes en el país.
Ya en octubre, unos proiraníes prendieron fuego a la sede en Bagdad del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) después de unas críticas de Zebari, miembro de esta formación en el poder en Erbil.
Esto no impidió que Zebari denunciara el miércoles el ataque «terrorista con cohetes y un dron» y lo relacionara con lo sucedido el 15 de febrero.
«Parece que la misma milicia que atacó el aeropuerto hace dos meses vuelve a lo mismo. Es una escalada evidente y peligrosa», añadió.
Los proiraníes multiplican las declaraciones de guerra, prometiendo desalojar al «ocupante» estadounidense, como pidió en un voto el Parlamento en Bagdad hace más de un año.
De nuevo, este miércoles por la noche, el portavoz de Al Nujaba, una de las facciones pro-Irán más radicales del país, calificó de «peligro» las «fuerzas de ocupación y la embajada [estadounidense] que controla Irak, sus recursos y sus decisiones».
Un soldado turco muerto
Una fuente de seguridad iraquí declaró a la AFP que más cohetes se estrellaron en otros sitios. Uno de ellos, explicó, apuntó a las tropas turcas, apostadas desde hace un cuarto de siglo en una decena de bases en el Kurdistán, sobre todo para luchar contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que Turquía califica de «terrorista».
Un soldado turco murió en Baachiqa, informó el ministerio de Defensa turco sin designar al culpable. Añadió que se dispararon tres proyectiles, uno de los cuales hirió a un niño iraquí de un pueblo cercano.
El primer ministro kurdo, Masrur Barzani, afirmó haber hablado por la noche con el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu. «Condenamos firmemente los ataques terroristas en Erbil y Baachiqa», escribió en Twitter. «Los miembros del grupo terrorista que está detrás serán responsabilizados por sus actos», añadió sin nombrar a un «grupo».
Este mismo miércoles, dos bombas explotaron al paso de convoyes logísticos iraquíes que transportaban equipo de la coalición en Zi Qar y Diwaniya, en el sur de Irak, informaron fuentes de seguridad.
Desde que Joe Biden llegó al poder a finales de enero, bases que albergan a soldados estadounidenses o representaciones diplomáticas de este país fueron blanco de unos 20 ataques con bombas o cohetes. Y antes de ello, hubo decenas desde el otoño de 2019.
Hace una semana, Washington reanudó un «diálogo estratégico» con el gobierno iraquí de Mustafa al Kazimi, amenazado por los partidarios de Irán.
Irán y Estados Unidos son enemigos acérrimos. Ambos están presentes o tienen aliados en Irak, donde Washington despliega unos 2.500 militares.
Cada vez que hay un ataque mortal, Washington amenaza con hacer «lo que haga falta» para que Irán pague por lo ocurrido.
En enero de 2020, una espiral casi degenera en un conflicto abierto en Irak, después de que Washington eliminara en un ataque con drones en Bagdad al general iraní Qasem Suleimani, en respuesta a la muerte de estadounidenses.
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