Para el presidente electo Gustavo Petro, la espada de Simón Bolívar, la cual fue robada por la guerrilla del M-19 y entregada tras pactar la paz, era un objeto imprescindible dentro de la ceremonia de posesión presidencial. Simbolizaba su participación y lucha al interior del grupo insurgente. Al tiempo, significa para muchos un “regreso” de la misma.
Sin embargo, a pesar de mucho intentarlo, el equipo a cargo del evento no logró el permiso para sacar la espada de la Casa de Nariño. Fuentes involucradas en la organización de la posesión le contaron a SEMANA que el gobierno saliente no permitió la salida por falta de seguridad y pólizas que la protegieran.
A pesar de este motivo, quienes se encuentran involucrados en la organización aseguran que contaban con todos los permisos necesarios y pagaron las pólizas para proteger el artefacto en el recorrido hacia la Casa de Nariño.
SEMANA conoció una de las posibles pólizas, la cual aseguraría la espada de Bolívar contra varios riesgos por un valor de 1.000 millones de pesos.
Este seguro cubriría daño material por incendio, rayo, explosión, daños por agua y anegación. Adicionalmente, se protege contra desastres naturales como huracanes, terremotos y erupción volcánica. Incluso, existiría protección contra un acto terrorista.
Entre las medidas de seguridad que se solicitaron, aparece la custodia próxima de la espada con cuatro guardias presidenciales. Además, se planteó que el traslado del Palacio de Nariño al Palacio San Carlos, en preparación de la caminata, se realizaría en vehículo blindado.
Al llegar al Palacio de San Carlos, la seguridad sería suministrada por la Cancillería. Luego, en la Plaza de Bolívar, estaría a cargo de la Presidencia de la República junto a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Todo esto, “acompañado, guiado y custodiado por personal experto y especializado en conservación y restauración patrimonial del Ministerio de Cultura”.
A pesar de que los organizadores aseguran que cumplieron todos los requisitos y pagaron todas las pólizas necesarias, el Gobierno no permitió la movilización del arma. El equipo de Petro no se explica por qué fue negada la presencia de la espada de Bolívar y argumentan que se trató de un acto de “mala gente”.
Según el equipo de organizadores de los eventos de la posesión, no es la primera vez que existe una barrera impuesta por el gobierno saliente. La organización de un brunch en Cancillería habría sido obstaculizada tres veces, ya que no se permitió instalar la decoración y los implementos necesarios para llevarlo a cabo.
Además, se rumora que el empalme entre la primera dama saliente y la entrante no ha sido del todo amigable, porque no habría contacto estrecho entre ambas y se dice que no hubo un recorrido guiado por la Casa de Nariño por María Juliana Ruiz para Verónica Alcocer.
Si no aparece la espada de Simón Bolívar en la posesión, se trata de una barrera a uno de los anhelos del presidente electo por el gobierno saliente. De ser así, en otros aspectos, los obstáculos podrían marcar el ritmo de los primeros meses de gobierno.
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