Nueva vuelta de tuerca en la crisis política de Brasil. El popular ministro de Justicia, Sergio Moro, el exjuez que llevó al expresidente Lula a la cárcel, presentó este viernes su dimisión del Gobierno por su desacuerdo con una medida adoptada por el mandatario Jair Bolsonaro.
El anuncio de Moro, hasta ahora uno de los ministros estrella del presidente, se da tan solo una semana después de que Bolsonaro destituyese al también popular ministro de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta, por sus desavenencias en la gestión de la covid-19.
«Espero que después de mi salida se escoja a alguien con perfil técnico independientemente de las preferencias personales y políticas», dijo Moro en una rueda de prensa.
Esto promete profundizar la crisis desatada en el Gobierno y el descontento popular a raíz de la pandemia. Según la prensa local, Bolsonaro también tendría profundas diferencias con su otro ministro estrella, el economista liberal Pablo Guedes, por el alcance de los recursos económicos que debe destinar el Estado para paliar los efectos de la pandemia.
La renuncia de Moro se produce después de que Bolsonaro destituyese a Maurício Valeixo, director general de la Policía Federal (PF), en un intento de poner en su lugar a una persona cercana. Según los medios, Moro se sintió muy molesto al no ser avisado de esta decisión.
Valeixo es considerado la mano derecha de Moro. El policía fue superintendente del PF en Paraná, en el sur del país, durante la Operación anticorrupción Lava Jato, la mayor de la historia del país, comandada por Moro.
Ya en noviembre de 2018, incluso antes de que se formase el Gobierno, el 1 de enero de 2019, Moro anunció a Valeixo para el cargo.
Discrepancias
Bolsonaro prometió a Moro «carta blanca» al frente de la cartera de Justicia, pero las cosas no han sido como se esperaban.
En agosto del año pasado, el presidente anunció que cambiaría la superintendente de la PF en Río de Janeiro socavando así la autoridad de Moro, aunque finalmente dio un paso atrás.
También sugirió la idea de dividir el Ministerio de Justicia, lo que quitaba competencias al ministro, pero tampoco ocurrió.
En agosto, el mandatario decidió trasladar el organismo de control de movimientos financieros (COAF), que dependía del Ministerio de Justicia, al Banco Central. Fue precisamente este organismo el que desveló «transacciones atípicas» en las cuentas del chófer y exasesor de su hijo Flávio.
Según la prensa, en los últimos días, Bolsonaro no ha estado de acuerdo en que la PF investigase, tras la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF), una manifestación antidemocrática en la que dio un discurso y donde se exigió el cierre del Congreso y del STF.
Habrá que ver ahora cómo la salida de Moro afecta a la base de votantes de Bolsonaro, muchos de los cuales le apoyaron por sus promesas de lucha decidida contra la corrupción y el crimen organizado.
Operación Lava Jato
El exjuez que nació en Maringá, en Paraná, adquirió gran notoriedad durante la Operación Lava Jato, lanzada en 2014 y que destapó un entramado de sobornos multimillonarios, dentro y fuera de Brasil, a cambio de adjudicaciones de contratos de obras públicas a través de la petrolera estatal Petrobras.
Desde su oficina de Curitiba, en el estado de Paraná, Moro, inspirado en la operación italiana Manos Limpia, mandó a prisión a constructores, políticos y empresarios por crímenes de corrupción, lavado de dinero y organización criminal.
En abril de 2018, en el marco de la operación, su nombre se catapultó definitivamente al encarcelar a Luiz Inácio Lula da Silva, histórico líder del Partido de los Trabajadores (PT) y expresidente del Gobierno.
Sin embargo, el pasado 9 de junio, el portal The Intercept Brasil difundió las conversaciones que pusieron en duda, entre otras cosas, la imparcialidad del exjuez en la condena de Lula, liberado en noviembre de 2019.
Esto desembocó en una causa pendiente de resolución en el STF.
El líder del PT lideró todas las encuestas de opinión y era el gran favorito para ganar los comicios de 2018, pero el Tribunal Superior Electoral (TSE) vetó su candidatura, lo que propició la victoria de Bolsonaro, quien después eligió a Moro como ministro de Justicia, y luego anunció que en 2020 lo nombraría ministro del Supremo Tribunal Federal (STF). Algo que tras el desarrolló de los acontecimientos, no parece que ocurrirá.
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