Un estudio global realizado sobre 96.000 pacientes hospitalizados con coronavirus determinó que aquellos que recibieron la hidroxicloroquina promovida por los presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro, entre otros, corrieron un riesgo significativamente mayor de muerte en comparación con aquellos que no lo recibieron.
Por Infobae
Las personas tratadas con hidroxicloroquina, o su versión anterior cloroquina, también tuvieron más probabilidades de desarrollar ritmo cardíaco irregular o arritmia, lo que puede conducir a la muerte cardíaca repentina, concluyó el estudio, publicado por el viernes por el sitio especializado The Lancet.
Científicos de todo el mundo coincidieron en que los resultados prueban que la droga no debería ser administrada a pacientes con coronavirus.
Se trata del estudio más grande realizado hasta la fecha sobre los riesgos y beneficios de tratar a los pacientes de COVID-19 con medicamentos antipalúdicos. Se basó en un análisis retrospectivo de registros médicos, no en un estudio controlado en el que los pacientes se dividieron aleatoriamente en grupos, que es el método considerado el estándar en medicina.
Con todo, la amplitud del estudio resultó convincente para amplios sectores de la comunidad científica, publicó un artículo del Washington Post.
“Una cosa es que no tuviera beneficios, pero esto demuestra que provoca un daño evidente”, dijo Eric Topol, cardiólogo y director del Instituto Scripps Research Translational. “Si alguna vez hubo esperanza para esta droga, este es su final”, añadió.
David Maron, director de cardiología preventiva de la Facultad de medicina de la Universidad de Stanford, dijo que “estos hallazgos no proporcionan absolutamente ninguna razón para el optimismo de que estos medicamentos podrían ser útiles en la prevención o el tratamiento del COVID-19”.
Estudios anteriores ya hablaban de evidencia escasa o nula que respalde los beneficios de la hidroxicloroquina en el tratamiento de pacientes enfermos, mientras que sí aumentaron los informes de problemas cardíacos peligrosos asociados con su uso.
Como resultado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos advirtió el mes pasado contra el uso del medicamento fuera de entornos hospitalarios o ensayos clínicos.
El nuevo análisis, realizado por el por profesor y médico de la Facultad de Medicina de Harvard Mandeep Mehraen en el Hospital Brigham and Women’s, incluyó pacientes positivos para COVID-19 que fueron hospitalizados entre el 20 de diciembre de 2019 y el 14 de abril 14 de 2020 en 671 centros médicos en todo el mundo. La edad promedio de los pacientes es de 54 años, y el 53% eran hombres. Los que estaban conectados a respiradores o habían recibido remdesivir -un medicamento antiviral fabricado por Gilead Sciences que ha mostrado ser prometedor en la disminución de los tiempos de recuperación-, fueron excluidos del estudio.
En una entrevista reciente, Mehra dijo que el uso generalizado de antipalúdicos para pacientes con COVID-19 se basó en la idea de “una enfermedad desesperada exige medidas desesperadas”, pero que hemos aprendido una dura lección de la experiencia. En retrospectiva, dijo Mehra, usar las drogas sin pruebas sistemáticas fue “imprudente”.
“Desearía haber tenido esta información desde el principio”, dijo, “ya que potencialmente ha habido daño para los pacientes”.
Casi 15.000 de los 96.000 pacientes en el análisis fueron tratados con hidroxicloroquina o cloroquina sola o en combinación con un tipo de antibiótico.
Con todo, la diferencia entre los pacientes que recibieron los antipalúdicos y los que no los recibieron fue sorprendente: para aquellos que recibieron hidroxicloroquina, hubo un aumento del 34% en el riesgo de mortalidad y un aumento del 137% en el riesgo de arritmias cardíacas graves. Para quienes recibieron hidroxicloroquina y un antibiótico, el cóctel respaldado por Trump, hubo un riesgo 45% mayor de muerte y un riesgo 411% mayor de arritmias cardíacas graves. Los que recibieron cloroquina tenían un riesgo 37% mayor de muerte y un riesgo 256% mayor de arritmias cardíacas graves. Para aquellos que tomaron cloroquina y un antibiótico, hubo un aumento del 37% del riesgo de muerte y un aumento del 301% en el riesgo de arritmias cardíacas graves.
Después de que el médico francés Didier Raoult dijera que la droga había curado a sus pacientes en el hospital La Timone, en Marsella, en varios países del mundo hubo prisa por suministrar dicha droga para los casos de COVID-19. Hasta el presidente de los Estados Unidos afirmó que la hidroxicloroquina, menos tóxica que la cloroquina original, era una cura, y luego dijo que la estaba tomando contra el coronavirus.
Pero las reservas ante ambos medicamentos van en aumento, y un estudio realizado en Manaos, Brasil, sobre el uso de cloroquina en enfermos de coronavirus debió ser suspendido en abril luego de la muerte de 11 pacientes que desarrollaron problemas cardíacos.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el miércoles no administrar hidroxicloroquina o cloroquina en pacientes con COVID-19 por fuera de una serie de estudios controlados que está llevando a cabo el organismo.
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