Miami Beach, una isla turística frente a Miami, ordenó este lunes el confinamiento de sus 91.000 habitantes para frenar la propagación del coronavirus, convirtiéndose en la primera ciudad de Florida en tomar independientemente esta medida que el gobernador, Ron DeSantis, ha evitado implementar.
«Superaremos esto», escribió el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, en un comunicado. «Un día este virus estará en nuestro espejo retrovisor».
La orden, llamada «más seguros en casa» y que ordena a todas las personas a permanecer en sus residencias, es efectiva desde la medianoche (00H01 locales) del martes y los infractores serán arrestados.
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