Un juez de Estados Unidos ordenó este jueves prisión sin fianza para el sospechoso del tiroteo de esta semana en un supermercado en Boulder (Colorado, EE.UU.), donde murieron diez personas.
El acusado, Ahmad al Aliwi Alissa, de 21 años, compareció por primera vez ante un tribunal sentado en una silla de ruedas y en compañía de su abogada.
Tanto la defensa como la fiscalía solicitaron un aplazamiento de varias semanas de la próxima vista a la espera de que se sepan más detalles de la investigación.
El detenido afronta diez cargos de asesinato y otro cargo de intento de asesinato en primer grado.
El fiscal de distrito del condado de Boulder, Michael Dougherty, adelantó al magistrado Thomas F. Mulvahill que tiene intención de presentar nuevas acusaciones en las próximas semanas.
Por su parte, la abogada de la defensa, Kathryn Herold, subrayó que no se puede seguir adelante con el proceso hasta que no se examine por completo «la enfermedad mental del señor Alissa».
Según la cadena de televisión CNN, que citó a una responsable de las fuerzas de seguridad, los investigadores están evaluando la probabilidad de que haya «posibles cuestiones de salud mental» en este caso.
Este tiroteo y el de la semana pasada en Atlanta (Georgia), donde ocho personas fallecieron, han reabierto en EE.UU. el debate sobre un mayor control de las armas de fuego.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo este jueves en su rueda de prensa semanal que este será uno de los temas sobre los que la cámara votará tras un receso de dos semanas en abril.
«Cuando el Senado regrese a la sesión, nuestra agenda no será menos ambiciosa de lo que ha sido en los últimos meses. Nos centraremos en tres ámbitos: uno, el derecho a voto, los derechos civiles; dos, la recuperación y los trabajos con énfasis en el cambio climático (…); y tres, la salud y la seguridad de las armas», indicó.
Sobre este último punto, consideró que hay que «actuar para abordar la epidemia de la violencia con armas de fuego, que ha plagado esta nación y que no se ha tratado durante demasiado tiempo en el Senado».
El presidente de EE.UU., Joe Biden, pidió el martes que el Congreso estadounidense prohíba las armas de asalto y los cargadores de munición de gran capacidad, además de aprobar dos proyectos de ley que «cerrarían los vacíos legales en el sistema de verificación de antecedentes» de los compradores de armas.
Sin embargo, es prácticamente imposible que esas medidas salgan adelante en el Senado, donde los demócratas -el partido del presidente- tienen una mayoría tan estrecha que necesitarían convencer a al menos diez republicanos para aprobarlas. EFE
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