El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció este lunes que el Reino Unido entrará en una “cuarentena nacional” hasta mediados de febrero para intentar contener el avance del COVID-19, luego de que la situación sanitaria empeorara drásticamente durante las últimas semanas ante el avance en el territorio de una nueva y más contagiosa cepa del virus.
En un mensaje grabado, Johnson dijo que es “frustrante y alarmante” ver “la velocidad con la que se esparce” la nueva variante del virus, que expertos que asesoran al gobierno han concluido es “entre un 50 y 70 por ciento más contagiosa”.
Para respaldar la declaración, el titular del número 10 de Downing Street proveyó la progresión de las últimas cifras sanitarias en el territorio. Indicó que las hospitalizaciones han crecido en casi un tercio desde la semana pasada y superan las 27.000 personas; que durante los últimos días se han roto sucesivos récords de contagios -que superaron los 80.000 contagios el 29 de diciembre- y que las muertes han aumentado un 20 por ciento desde la semana pasada. “Tristemente, continuarán aumentando”, expresó.
En consecuencia, las personas en el país deberán permanecer en sus casas y solo podrán salir en contadas excepciones. “Para comprar artículos esenciales, trabajar si no lo pueden hacer desde sus casas, hacer ejercicio, recibir tratamiento médico o escapar de situaciones de abuso doméstico”.
Las escuelas primarias y secundarias, en tanto, volverán a funcionar de manera remota, con la salvedad de los hijos de trabajadores esenciales y niños vulnerables. Johnson dijo que el gobierno se asegurará que los niños que reciben comidas gratis en las escuelas continúen haciéndolo, y de suministrar herramientas necesarias para que todos puedan aprender de manera remota.
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