Un grupo de 98 migrantes, de los 299 deportados por Estados Unidos que se encontraban en un céntrico hotel de Panamá, fueron trasladados anoche a un albergue en la provincia del Darién, donde se ubica la selva homónima que hace de frontera natural con Colombia, tras no haber aceptado por el momento retornar de manera voluntaria a sus países de origen.
EFE
Ese traslado anoche era en un principio de 109 migrantes, pero 11 decidieron finalmente regresar al hotel para, de manera voluntaria, retornar en vuelos desde Panamá a sus países de origen, informó este miércoles a EFE una fuente conocedora del proceso.
Así, de los casi 300 migrantes deportados desde la semana pasada en tres vuelos procedentes de EE.UU. a Panamá, tras un acuerdo entre ambas naciones, 98 fueron trasladados a Darién, al menos 13 ya han regresado vía área a sus países y otros 187 permanecen a la espera en un hotel de la capital panameña, después de haber aceptado el retorno voluntario.
Además el Servicio Nacional de Migración de Panamá anunció este miércoles en un comunicado de «la evasión de una ciudadana extranjera de nacionalidad china», la cual «presuntamente recibió colaboración externa de individuos que se encontraban merodeando alrededor del hotel», que se encontraba vigilado por fuerzas de seguridad panameñas.
Sin embargo, esta misma tarde, el ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, anunció en su cuenta de X que habían «recuperado a la ciudadana de origen asiático», la cual huyó «en complicidad con un grupo de traficantes de seres humanos», que la «abandonaron» cerca de un centro para migrantes en Costa Rica próximo a la frontera.
El martes, EFE estuvo a las afueras de ese hotel en el que son alojados los migrantes, donde algunos escribieron mensajes en las ventanas como «ayuda» o «no estamos seguros en nuestros países».
Ábrego había explicado el martes que esos casi 300 migrantes estaban bajo la «custodia» o «protección» temporal del Gobierno panameño en el hotel Decapolis, cerca de la avenida marítima de Ciudad de Panamá.
Y anotó que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) gestionan la «repatriación».
La OIM puntualizó que su labor se limita a trabajar “con los funcionarios locales para ayudar a los afectados, apoyando los retornos voluntarios de quienes los solicitan e identificando alternativas seguras para otros”, por lo que brindan «apoyo humanitario, facilitando los retornos cuando sea seguro hacerlo”.
Ábrego había adelantado que unos 171 migrantes de esos 299 «aceptaron regresar en forma voluntaria».
Los casi 300 migrantes llegaron al país centroamericano en tres vuelos procedentes de Estados Unidos, que los deportó tras el endurecimiento de las políticas migratorias con la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca.
Pese a que el Gobierno panameño no ha dado detalles de la nacionalidad del total de migrantes, en el primer vuelo con más de un centenar de esos deportados llegaron personas de Asia como China, Afganistán y la India, entre otros.
Panamá aceptó ser un «puente» para las deportaciones masivas de EE.UU. después de la visita del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, al país centroamericano en medio de las tensiones por las amenazas de Trump para «recuperar» el Canal.
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