El rechazo a la presidencia de Donald Trump en estados como Arizona o Texas puede darle la vuelta al recuento.
Dinah Gutiérrez tiene los brazos cruzados y está sentada frente a una mesa sin hablar con nadie. Si le hubieran dicho hace unos meses que ése sería su panorama el día de las elecciones presidenciales, como jefa de mesa de un colegio electoral en Los Ángeles, no se lo hubiera creído. Pero lo cierto es que no hay mucho que hacer ni supervisar en el Villa Parke Community Center de Pasadena.
Dentro hay dos votantes, tantos como ‘sin techo’ en los alrededores del centro. El voto por correo esta vez lo ha copado todo, con más de 12 millones de personas decantándose por esa opción. O, lo que es lo mismo, un 82,8% de las papeletas que se contabilizaron en 2016, de acuerdo a los datos del US Election Project.
«Esta mañana tuvimos unas 10 personas esperando a que abriéramos a las siete de la mañana. Después, un goteo intermitente y tranquilidad absoluta», certifica la voluntaria, sin rastro, a eso de las ocho de la mañana, de incidente alguno. «Está claro que la pandemia ha tenido una incidencia importante en estas elecciones y que la gente ha preferido votar desde casa o, como mucho, acercarse a los centros a depositar su voto. Por eso todo está en calma».
Es el mismo ambiente que se respira en la gran arteria comercial de la zona, Colorado Boulevard, desierta pero preparada para los saqueos y posibles altercados que podrían darse durante la noche electoral. La muestra, la fachada de la joyería Tifanny, tapiada de arriba abajo, unas medidas de seguridad que también han adoptado en Beverly Hills, Santa Mónica y otras zonas comerciales cotizadas de Los Ángeles.
No debería pasar de ser una mera precaución. Sería una sorpresa que tuviera que intervenir la policía en un estado donde está todo el pescado vendido. Los 55 votos electorales que reparte California -el territorio que más compromisarios tiene por ser el más poblado del país con 39,5 millones de personas- se los llevará Joe Biden, el candidato demócrata, salvo sorpresa monumental. La tendencia quedó más que reflejada en los 8,7 millones que obtuvo Hillary Clinton, decisivos para que se hiciera con el voto popular aunque al final no le sirviera para llevarse las elecciones.
Las miradas en el Gran Cañón
Donde sí hay muchas miradas puestas es en Arizona. Sus 11 votos electorales se antojan clave en el camino hacia la victoria de Biden. Clinton no estuvo tan lejos de convertir un estado tradicionalmente republicano en azul. Se quedó corta por menos de 100.000 votos, una diferencia que el ex vicepresidente espera anular por completo en esta ocasión.
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