Pensó que su hijo iba a ser deportado a Caracas desde Texas, Estados Unidos, el sábado, pero terminó en El Salvador, en una cárcel de máxima seguridad, acusado de ser un peligroso criminal.
Por BBC MUNDO
Myrelis reconoció a su hijo entre los 238 migrante venezolanos enviados el domingo al Centro del Confinamiento del Terrorismo (Cecot), en El Salvador, por orden del presidente Donald Trump.
«Es él, es él (…) yo siempre lo afeité desde bebé, le reconozco su fisonomía (…) ahí se le ve el tatuaje», repite sin dudar al ver una fotografía, donde se observa al grupo sentado en el suelo, pero con cabeza y rostro hacia abajo, en el Cecot.
Se trata de Francisco José García Casique, de 24 años, un inmigrante venezolano que entró de manera irregular a Estados Unidos, el 25 de diciembre de 2023.
El Cecot es una cárcel presentada por el presidente Nayin Bukele como «la más grande de toda América», para criminales.
«Es muy duro porque no estamos hablando de un criminal (…) Quiero hacer énfasis que mi hijo es inocente».
Sin aportar detalles, Bukele dijo que los migrantes que llegaron a su país el domingo son miembros de la banda criminal venezolana Tren de Aragua.
En el mismo vuelo fueron deportadas otras personas acusadas de pertenecer a la pandilla MS-13.
El mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo el lunes que denunciará la violación masiva de los derechos humanos contra los migrantes venezolanos.
«No puede ser que una persona por ser venezolano sea capturado, secuestrado, sin derecho a la defensa, sin derecho al debido proceso, sin condena, sea metido en un campo de concentración en Estados Unidos y sea enviado a campos de concentración nazi en El Salvador. Yo le pregunto al presidente Nayib Bukele, públicamente, presidente, con respeto, le digo ¿usted va a amparar esta crueldad, esta injusticia, sin derecho a ningún tipo de proceso?», dijo durante su programa de los lunes, por VTV.
«No tiene que ver con ninguna banda delictiva»
Francisco, que antes se instaló en Perú, se dedica a la barbería. Salió de Venezuela en 2019, buscando oportunidades en medio de la crisis económica, política y social que sacudía al país, defiende su familia.
«Es un chamo, no pertenece a ninguna banda delictiva ni en EE.UU. ni en Venezuela. Mi hijo no pertenece al Tren de Aragua, no es ningún delincuente (…) lo que ha sido es barbero».
«Lastimosamente tiene sus tatuajes» con nombres de sus abuelas, hermanas y su mamá, «reforzado» con rosas. «Pero no tiene que ver con ninguna banda delictiva».
Aún no se conoce una lista oficial con los nombres de los deportados encarcelados en el Cecot, pero Myrelis y su familia no tienen duda: Francisco está en el grupo que llegó a El Salvador.
La última comunicación entre Myrelis y su hijo fue el pasado sábado a las 10 de la mañana.
«Me dijo: ‘mamá ya salió la primera formación, yo voy en la segunda’ (…) y yo le dije: ‘tranquilo hijo, no te preocupes, yo voy a saber por las noticias de ti, no te angusties'».
«Le dije: ‘Dios te bendiga y colgué'».
«Yo sentí que era una buena señal, que venía su deportación» a Caracas.
No en vano lo pensó.
Un vuelo de repatriación a Caracas con migrantes venezolanos en situación irregular en Estados Unidos estaba previsto para el día antes, – confirmado por Miraflores y la Casa Blanca- , pero por un «problema climático» fue reprogramado.
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