El fin de semana dejó cuatro feminicidios en Argentina que se suman a los cerca de dos centenares de asesinatos en casos de violencia machista que ha habido en el país en los primeros ocho meses de 2019, según organizaciones feministas.
El último caso ha sido el de una adolescente de 15 años, Návila Garay, que apareció enterrada y golpeada este domingo después de llevar varios días desaparecida, mientras que antes ya habían aparecido otra adolescente de 18 años y una mujer de 42 años, además de otra mujer de 38 años que falleció seis meses después de que su pareja le prendiera fuego.
La asociación Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá) pidió en un comunicado este lunes que el Estado actúe ante esta alarma.
«Seguimos exigiendo al Estado Nacional la declaración de Emergencia por violencia machista, #EmergenciaNiUnaMenos, para que de carácter urgente se tomen medidas concretas y efectivas para la prevención, asistencia y erradicación de las violencias contra las mujeres e identidades disidentes», afirmaron desde Mumalá.
Según la organización feminista, ya van 178 «muertes evitables» por violencia machista en Argentina desde el 1 al 31 de agosto, lo que supone un feminicidio cada 32 horas.
Se trata de datos diferentes a los que aporta el observatorio de las violencias de género «Ahora que sí nos ven», que en el mismo período calcula 223 feminicidios.
«Ahora que sí nos ven» indica además que en el 84 % de los casos la víctima conocía a su supuesto agresor, en un país con un largo historial de feminicidios, que en los últimos años se han convertido en una crisis social sobre la que alertaron movimientos como «Ni una menos», con masivas movilizaciones como las del 8 de marzo.
El asesinato de Garay conmocionó de manera especial en Argentina y el pueblo de la víctima, la localidad bonaerense de Chascomús, acogió una concentración en su memoria este lunes.
La fiscal del caso de Návila Garay, Daniela María Bertoletti, dijo al canal TN que había «trato frecuente» entre la fallecida y el único detenido en el caso, que tiene un parentesco lejano con la víctima.
Bertoletti afirmó que en el femicidio de Garay no existió «abuso sexual» y que se perdió todo rastro digital de la joven minutos después de su desaparición.
La fiscal maneja la hipótesis de que el detenido trasladó a la joven a una quinta en la que trabajaba y allí la mató a golpes y la enterró.
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