Los astronautas estadounidenses Neil Armstrong y Buzz Aldrin se convirtieron hace 50 años en los primeros seres humanos en pisar la Luna, una hazaña vista en televisión por unos 500 millones de personas.
Su módulo lunar (LEM), el Eagle, alunizó el 20 de julio de 1969 a las 20H17 GMT.
Poco más de seis horas después, a las 02H56 GMT, el comandante Armstrong posó su pie izquierdo en la superficie lunar y pronunció la frase por la que siempre iba a ser recordado: “Es un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”.
La NASA lleva semanas preparando la celebración del aniversario, con numerosas exposiciones y eventos en los centros espaciales de Florida (Kennedy) y de Houston, en Texas (Johnson).
El sábado, en ausencia del presidente Donald Trump, su segundo, el vicepresidente Mike Pence pronunciará un discurso desde el centro Kennedy, desde donde despegaron Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, el tercer miembro de la Apolo 11, que permaneció en la órbita lunar. Todos nacieron en 1930.
El último discurso sobre el espacio de Pence, encargado por Trump del tema espacial, convulsionó la NASA. En marzo anunció sin previo aviso una reducción del plazo previsto para el regreso de astronautas a la Luna, adelantando la fecha de 2028 a 2024.
El aniversario de Apolo 11 se celebra en ese contexto de exigencia y mientras Trump insiste en que preferiría ir directamente a Marte.
– Mirada sobre la Tierra –
A pesar de sus 88 años, Michael Collins es el veterano más activo de Apolo y el más poético al evocar la Luna.
“Cuando nos fuimos y la vimos, oh, ¡qué esfera más impresionante!”, contó el expiloto y astronauta el jueves por la noche en Washington, durante una conferencia en la Universidad George Washington.
“El Sol estaba detrás de ella, así que estaba iluminada por un círculo dorado que le daba una apariencia muy extraña a los cráteres, debido al contraste entre el blanco más blanco y el negro más negro”, añadió.
“Por espléndida e impresionante que fuera, no era nada en comparación con lo que veíamos por la otra ventanilla”, prosiguió. “Allí se encontraba ese guisante del tamaño de un pulgar al extremo de su brazo: azul, blanca, muy brillante, se veía el azul de los océanos, el blanco de las nubes, manchas de color ladrillo que llamamos continentes, una pequeña cosa tan hermosa, recogida en el terciopelo negro del resto del universo”.
“Le dije al centro de control: ‘Houston, veo en el mundo en mi ventanilla’”.
Es el mensaje de Michael Collins y de muchos de quienes estuvieron en el espacio: esa experiencia cambia la mirada del hombre sobre la Tierra.
Nuestro mundo es “frágil”, afirmó el exastronauta.
AFP