El estado de Rio de Janeiro (sureste) renovó este jueves las medidas de cuarentena parcial impuestas desde fines de marzo para contener la propagación del nuevo coronavirus, que ya se ha cobrado cerca de 6.000 vidas en Brasil.
AFP
En contra de las intenciones del presidente Jair Bolsonaro de mantener normalmente la actividad en el país, el decreto del gobernador Wilson Witzel establece que continuarán suspendidas hasta el 11 de mayo las clases escolares y universitarias, los eventos masivos y los servicios comerciales no esenciales.
Sin embargo, en una entrevista al diario O Globo, Witzel aseguró que por ahora descarta medidas más estrictas, como una cuarentena obligatoria.
«No estoy pensando en un cierre total», declaró.
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Como se había ordenado en marzo, inicialmente hasta este jueves, los supermercados, panaderías y almacenes pueden permanecer abiertos (respetando medidas de distancia social), y los restaurantes pueden operar apenas con entregas a domicilio.
A diferencia de las cuarentenas que rigieron durante semanas en otros países de la región, como Argentina, en Brasil ningún estado ha restringido de forma estricta la circulación de las personas, que son exhortadas a priorizar el trabajo remoto, a evitar salidas no esenciales y a no frecuentar playas y parques.
En Rio de Janeiro, un estado con 17 millones de habitantes y el segundo más afectado después del vecino Sao Paulo, se registraron oficialmente 854 muertes y 9.453 casos confirmados, pero las propias autoridades reconocen que existe un alto grado de subregistro.
«Considerando la subnotificación, debemos tener hoy en el estado de Rio algo en torno de 140.000 infectados, de 15 a 20 veces más que el número oficial», afirmó el secretario de Salud del estado de Rio, Edmar Santos, en una entrevista con la TV Globo este jueves.
Por ello, Santos advirtió que Rio puede registrar en las próximas «tres o cuatro semanas» una situación de colapso similar a la de países como Italia, España y Estados Unidos.
Con esa cantidad de infectados, Santos estima que 7.000 personas precisarán ser internadas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), algo «humanamente imposible para cualquier sistema de salud en el mundo. Italia no lo logró, España no lo logró y Estados Unidos tampoco».
Según Santos, sumando los esfuerzos de las autoridades del estado de Rio y de todas sus alcaldías, el número de camas de UCI podría ampliarse hasta 3.400. Pero por encima de ese número, aun si pudiesen instalarse más lechos, faltaría personal médico calificado.
En total, Brasil registraba hasta el jueves 5.901 muertos y 85.380 casos confirmados, según datos del Ministerio de Salud. Pero especialistas señalan que esa cifra podría ser hasta 15 veces mayor, debido a la falta de test.
El estado más golpeado es Sao Paulo con 2.8698 casos confirmados y 2.375 muertes.
Desde el inicio de la pandemia, Bolsonaro ha minimizado su gravedad y ha criticado las medidas impuestas por los gobernadores, alegando que las consecuencias económicas de la paralización serán peores que las causadas por el propio virus.
AFP
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