Moscú acelera el asedio a Kiev, ataca a la población civil en las afueras de la capital y asfixia Mariupol tras fracasar la evacuación de sus habitantes. Putin asegura que solo detendrá la guerra si Ucrania abandona la resistencia
María R Shuquillo | Luís de Vega | El País
Los bombardeos vuelven a ensañarse con los civiles. Cuando la guerra de Putin contra Ucrania cumple su undécimo día, el Ejército ruso, que avanza más lento de lo planeado y ha intensificado su ofensiva, ha vuelto a poner en la diana infraestructuras civiles, barrios residenciales y rutas de evacuación por las que personas desesperadas tratan de escapar de la violencia. Mariupol, la estratégica ciudad portuaria asediada y bombardeada por las tropas del Kremlin, se asomaba este domingo al desastre después del fracaso del segundo intento de alto fuego consecutivo para evacuar a cientos de miles de personas atrapadas en lo que un día fue una pujante localidad industrial y que se ha convertido en una ratonera.
A medida que el Ejército ucranio y la sociedad civil se enroca en la resistencia, las fuerzas rusas redoblan su ofensiva contra Kiev, el corazón de Ucrania, y sus alrededores. Los soldados de Putin han lanzado intensos ataques de artillería contra Irpin, una ciudad dormitorio a 25 kilómetros de la capital, en plena evacuación. El bombardeo ha matado al menos a tres miembros de una familia.
Moscú, que habla de ataques “quirúrgicos” y asegura que la ofensiva va según lo planeado, insiste en que no ataca civiles, pero los bombardeos en Járkov, Kiev, Mariupol, Chernihiv, Sumi, Irpin, Kramatorsk y otras muchas ciudades asediadas y al borde de la desesperación, muestra que la estrategia de Putin pasa por atemorizar a la población para forzar al Gobierno a claudicar; también para acelerar el éxodo y encontrar menos freno en la ocupación. Alrededor de 1,5 millones de personas han huido de Ucrania, el país más grande de Europa, de 44 millones de habitantes, forzados por la guerra en diez días; la crisis de refugiados de más rápido crecimiento en el Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial.
Los planes para establecer un corredor para evacuar a miles de personas de la pequeña localidad sureña de Volnovaja y de Mariúpol, en el Mar de Azov, ha vuelto a descarrilar este domingo cuando los ataques a lo largo de la que debía ser la ruta de paso han roto el alto el fuego temporal acordado por Kiev y Moscú, que se acusan mutuamente de impedir la evacuación. Las autoridades ucranias estiman que unas 200.000 personas en la portuaria Mariupol saldrían en los corredores humanitarios en varias fases. La situación en la ciudad, ha denunciado Médicos Sin Fronteras (MSF), es crítica: no hay alimentos, prácticamente no hay agua y hace días que está privada de electricidad y calefacción.
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