La coalición de conservadores y ultranacionalistas que gobierna a Bulgaria desde 2017 expresó su intención de seguir en el poder pese a las multitudinarias manifestaciones en el país que exigen la dimisión de todas las autoridades.
«Vienen tiempos difíciles en vista de la situación por el coronavirus. No puedo imaginarme al país siendo gobernado por los líderes de las protestas. Colapsaría inmediatamente, porque ya han estado en el poder y vimos lo que pasó», afirmó el primer ministro, el populista de derechas Boiko Borisov.
Borisov se refería así al Partido Socialista, el principal de la oposición, al que acusa de incitar las protestas populares que arrancaron hace una semana y con las que miles de personas han pedido cada día la caída del Gobierno, al que acusan de mantener la corrupción endémica que sufre el país más pobre de la Unión Europea.
El primer ministro también insistió en acusar a Rumen Radev, presidente del país y con el que mantiene una lucha de poder, de incitar las protestas y de estar preparando un gobierno alternativo con Delyan Peevski, un millonario y político que simboliza para muchos a la oligarquía del país.
Desde Patriotas Unidos, la alianza de partidos ultranacionalistas que gobierna junto al GERB de Borisov, se anunció también que la coalición se mantendrá hasta las elecciones regulares y confirmó que no apoyará la moción de censura presentada por el Partido Socialista y que se votará, sin muchas opciones de aprobarse, el 24 de julio.
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De momento, Borisov ha pedido y aceptado las dimisiones de los ministros de Finanzas, Interior y Economía, todos miembros del GERB.
La tensión política viene acumulándose en Bulgaria desde hace tiempo en medio del duro enfrentamiento entre el Gobierno y el jefe del Estado.
Borisov ha acusado a Radev de estar detrás de la filtración de unas imágenes, que él afirma están trucadas, en las que supuestamente aparece el primer ministro junto a una pistola, fajos de billetes y lingotes de oro.
El detonante de las protestas fue la difusión de unas imágenes en las que agentes de policía expulsaban hace nueve días a un político opositor de una playa pública que es usada como propiedad privada por Ahmed Dogan, otro político oligarca.
Al día siguiente, la Fiscalía registró la sede de la Presidencia y detuvo a dos asesores del jefe del Estado bajo acusaciones de tráfico de influencias y robo de secretos estatales.
Aunque las protestas han sido hasta ahora generalmente pacíficas, ha habido choques puntuales con la Policía que han dejado nueve heridos y 31 detenidos.
Para esta tarde hay convocada una nueva manifestación ante las sedes del Gobierno, la Presidencia y el Parlamento en el centro de Sofía.
EFE
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