El Consejo Centroamericano de Procuradores de Derechos Humanos señalaron este miércoles que la depresión tropical Eta ha dejado agravado en Centroamérica las «impactantes consecuencias negativas» de la pandemia de coronavirus y del dengue.
EFE
La situación que enfrentan los pueblos centroamericanos tras el paso del ciclón Eta «agrava las preexistentes e impactantes consecuencias negativas de la pandemia covid-19 y del dengue», indicaron los procuradores de la región en un comunicado divulgado en Tegucigalpa por el estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras (Conadeh).
La propagación de la covid-19 avanza por Centroamérica, donde se reportan más de 500.000 de casos positivos y más de 12.000 decesos.
Expresaron además su «consternación ante la pérdida de vidas humanas, entre ellas de niños y niñas, y hacemos llegar nuestras sentidas condolencias a sus familiares».
Los procuradores enviaron un mensaje de «aliento y acompañamiento» a las personas afectadas, e instaron a los Estados centroamericanos a «propiciarles medios y posibilidades de pronto retorno a la vida digna con seguridad humana»
Centroamérica es una región de «alta susceptibilidad» por su ubicación geográfica, y de «insuficiente capacidad y recurso» para afrontar los efectos adversos del cambio climático.
Las variaciones climáticas «exacerban y profundizan la vulnerabilidad natural del Istmo centroamericano y de sus islas», enfatizaron los procuradores.
Destacaron además «la urgencia» de impulsar la «acción inmediata de ayuda solidaria mutua entre los Estados centroamericanos, para dar una respuesta esperada de solidaridad activa fraternal» a través de «cooperación horizontal» a los más de tres millones de damnificados.
Los procuradores resaltaron el «elevado ejemplo fraternal de cooperación concreta que, en nombre de sus respectivos pueblos» han realizado El Salvador y Guatemala a Honduras.
Manifestaron además su compromiso de colaborar con los Gobiernos centroamericanos para una «actual, efectiva y sistemática cooperación horizontal solidaria, con enfoque de derechos humanos que contribuya a aliviar el peso de las carencias y sufrimientos de las personas y familias afectadas» por el fenómeno natural.
Instaron además a los países a buscar conjuntamente «soluciones para reducir la vulnerabilidad» de los territorios y «tomar oportunamente las medidas necesarias de prevención» para evitar el fallecimiento de las personas y proteger sus entornos naturales.
También es necesario «asegurar la atención integral y diferenciada de las víctimas y proveerles las herramientas posteriores necesarias para reiniciar sus proyectos de vida».
La semana pasada, Eta azotó a Centroamérica, donde tocó tierra en Nicaragua como un poderoso huracán categoría 4 en la escala Saffir Simpson para luego degradarse a depresión tropical y llegar a Honduras.
El fenómeno dejó más de 120 muertos y cerca de 150 desaparecidos, la mayoría en Honduras y Guatemala, así como destrucción de casas, cultivos e infraestructura pública en toda la región.
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