En esta conversación en Madrid, Kersti Kaljulaid, presidenta de Estonia, habla de la digitalización de la Unión Europea, del mundo pospandémico y de las relaciones con Rusia.
Carlos Barragán l Enrique Andrés Prete l El Confidencial
Estonia es uno de esos pocos países a los que la pandemia ha hecho justicia. Esta pequeña república báltica ha sido celebrada en las páginas de ‘The New Yorker’, ‘The Atlantic’ o en las de este diario más que por su gestión de la pandemia, por cómo su avanzada transición digital ayudó a la sociedad y la economía a sortear los momentos más duros de la cuarentena.
Desde enero, ostenta otro título —temporal—: es el único país del mundo con dos mujeres al frente del poder ejecutivo: la primera ministra, Kaja Kallas, y la presidenta de la República, Kersti Kaljulaid. Este lunes, Kaljulaid está de visita en España para celebrar el centenario del establecimiento de relaciones bilaterales, donde se reunirá —entre otros— con Felipe VI, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. En medio de la apretada agenda, reserva un espacio para entrevistas con los medios. En media hora cronometrada y sin retirarse la mascarilla ni un momento, Kaljulaid conversa con El Confidencial sobre la crisis del covid-19, digitalización y defensa.
Con una población (1,3 millones de habitantes) y superficie (45.000 km2) similares a la Comunidad de Aragón, Estonia también es un frente geopolítico clave para la Unión Europea. Su vecindad con Rusia, país con el que todavía mantiene disputas territoriales, la ha convertido en una de las voces más firmes en pedir que los países de la OTAN aumenten su gasto en defensa. “Tenemos que saber cumplir nuestros propios acuerdos”, insiste Kaljulaid, bióloga de formación, quien llegó inesperadamente a la presidencia tras pasar 12 años en un discreto puesto en la Corte de Auditores Europeos de Luxemburgo.
PREGUNTA. Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Estonia es el único país que tiene dos mujeres al frente. ¿Existe una manera femenina de gobernar?
RESPUESTA. No, no. Todo el mundo debería saber por la sociología que las diferencias dentro de grupos pueden ser mucho más grandes que entre grupos distintos. No hay un liderazgo masculino y otro femenino. Pero lo que sí podemos demostrar es que aún no existe una igualdad real. Un ejemplo es la brecha salarial, que en Estonia sigue siendo una de la más altas en Europa. En cualquier caso, que haya dos líderes femeninas define a las próximas generaciones. Si los niños juegan en el colegio a ser presidentes, entonces el presidente será una mujer, porque es lo que está pasando en la vida real. Es una buena coincidencia que celebremos el centenario de las relaciones diplomáticas entre España y Estonia el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
P. ¿Cómo se ve desde Estonia la crisis del programa de vacunación europeo? Estados Unidos y Reino Unido superan a Europa en el porcentaje de vacunados. Usted ha sido crítica con las entregas de las dosis por parte de las farmacéuticas.
R. Estoy contenta de que dispongamos del programa europeo de vacunación. Por supuesto, estoy preocupada porque las farmacéuticas no están cumpliendo con lo pactado en los contratos. No sé por qué está ocurriendo. Sin el programa de vacunación europeo, países pequeños como el nuestro se estarían enfrentando a mayores problemas para conseguir vacunas. Más allá de que sea crítica desde un punto de vista constructivo, aprecio que la Comisión Europea asumiera una responsabilidad que no tenía, porque la UE no tiene un pilar social. Desde un punto de vista administrativo, ha tenido que ser muy difícil para la Comisión, porque no tienen los recursos para hacer frente una crisis como esta. Han hecho lo que han podido.
P. Ha pasado un año desde que empezó la pandemia en Europa. ¿Cuál cree que ha sido el mayor error en su país en la gestión? ¿Y la mayor lección?
R. Como en todos sitios: mantener las restricciones de forma coherente. Tienes que establecer la línea en algún punto. Mucha gente se preguntará por qué ahí y no en otro sitio. Por ejemplo, si cierras cines y teatros, ¿por qué no cierras museos? Si cierras museos, la gente te puede decir: «¿En serio? Pero si no hay gente, en Estonia no hay mucha densidad de población, ¿para qué los cierras?». La gente pone en duda muchas de estas decisiones y es muy importante saber comunicarlas de forma transparente y efectiva. Además, la gente quiere que los políticos le transmitan un horizonte, que le cuenten lo que va a venir después.
En esta crisis ha sido imposible saberlo. Incluso aunque los ciudadanos sean críticos, entienden que ha sido un momento complicado. El sistema médico estonio ha aguantado todo el año, ningún hospital se ha visto sobrepasado. Ahora estamos cerca, pero, hasta el momento, lo hemos evitado. La tasa de mortalidad en Estonia comparada con la tasa de infección es muy baja. Imaginamos que es porque el acceso al sistema de salud es extremadamente rápido. Nadie tiene que esperar mucho tiempo para ir al médico. Por supuesto, sigue siendo una tragedia para aquellos que han perdido a sus seres queridos.
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