Con apenas 15 años, el adolescente que murió en Italia el 12 de octubre de 2006 y que se hizo conocido por su pasión para llevar la Palabra de Dios a través de internet- fue beatificado en una emotiva ceremonia religiosa en Asís, a la que asistieron sus padres, Antonia Salzano y Mario Acutis, y sus hermanos, Francesca y Michele, nacidos 4 años después de su muerte. Hasta entonces, Carlo había sido hijo único, pero antes de morir le dijo a su madre que volvería a dar a luz. En 2010, Antonia tuvo mellizos a los 43 años.
Por Soledad Blardone – Infobae
A pesar del tiempo que pasó desde su deceso, su cuerpo se conserva “íntegro” y yace en su tumba vestido con jeans, zapatillas y campera deportiva.
El Papa Francisco se refirió a él como un joven “brillante” y “creativo”, un ejemplo para las nuevas generaciones en el buen uso de las nuevas tecnologías, ya que desarrolló varios proyectos informáticos relacionados con la religión. Por ello. se lo conoce como «el primer influencer de Dios”.
Además, desde muy chico, pedía entrar a todas las iglesias para “saludar a Dios” y de adolescente daba clases de catequismo para niños.
La comprobación de la sanación del niño brasileño Matheus, quien padecía una patología congénita y mortal en el páncreas, logró que el Vaticano lo beatifique. Ahora, sus fieles esperan la verificación de un segundo milagro, para que pueda ser canonizado.
El servicio religioso de su beatificación se llevó a cabo en la Basílica Papal de San Francisco en Asís, la ciudad donde Carlo Acutis pidió ser enterrado apenas los médicos le diagnosticaron la severidad de su enfermedad: leucemia en grado 3, un diagnóstico irreversible que le arrebató la vida en una semana.
Sin embargo, había predicho su muerte unos meses antes: “Estoy destinado a morir”, se lo escucha decir con claridad en un video grabado por él mismo con su celular, que se hizo viral y que conmueve hasta las lágrimas. Llamativamente, el video fue encontrado por su madre luego de su fallecimiento.
Infobae entrevistó al italiano Nicola Gori -postulador de la causa de beatificación de Carlo Acutis y periodista del L’Osservatore Romano- quien participó de la ceremonia y siguió cada paso de la vida de Acutis, incluso de la mano de su madre, a quien conocía con anterioridad a la muerte del adolescente.
Nicola Gori es autor de dos libros sobre el nuevo beato: “Mi autopista al Cielo” y “Carlo Acutis: un genio de la informática en el Cielo”, a través de los cuáles sus fieles pueden conocer más detalles de su corta pero profunda vida, que hoy moviliza a miles de personas en el mundo y que le rezan a través de la conexión a streaming, que muestra su tumba en directo.
-¿Cómo llegó a la historia de vida de Carlo Acutis?
Cuando falleció, el 12 de octubre de 2006, su madre -a quien ya conocía- me pidió si podía escribir su biografía. Acepté y empecé a recoger información sobre este joven. Hablé con personas que lo conocieron y recopilé muchísimos documentos. Pude reunir varios testimonios de personas que lo recuerdan muy bien, como un cura párroco, varias monjas, sus amigos, su familia…
Así surgió mi primer libro, “Mi autopista al Cielo”. En él, sus compañeros de clase -que ya conocían su fe, su generosidad y su amabilidad- quisieron hacerle un homenaje: algo que quedara para siempre en el recuerdo de todas aquellas personas que lo conocieron.
Carlo usó internet para difundir la Palabra del Evangelio, por eso, dejó un legado en el corazón y en la mente de los hombres. Era algo que tenía que difundirse. Además, la gente empezó a buscar mucha información sobre él. Le escriben a la madre, a su familia, a quienes lo conocieron en la escuela… Así empezó a conocerse su vida: todo a través de internet.
-¿Es cierto que ayudaba a los más necesitados, sin que su familia lo supiera?
Sí. Cuando falleció, su madre se sorprendió por la gran cantidad de gente que asistió a la misa en su memoria, ya que en su mayoría eran personas de muy bajos recursos, a quienes ella no conocía. En ese momento, descubrió que su hijo había ayudado a los pobres sin que lo supiera.
Carlo ayudaba en secreto. Su familia le daba una pequeña suma de dinero semanalmente, porque no olvidemos que estamos hablando de un adolescente. En vez de gastarlo, lo juntaba en su totalidad y, a fin de mes, lo llevaba a la Mesa de los Pobres, la obra franciscana ubicada en Milán, donde vivía con sus padres. Con lo que juntaba, compraba colchones para la gente que vivía en las calles.
Todas esas acciones a una edad tan temprana, de las que ni siquiera su madre se había enterado cuando estaba vivo, encendieron una curiosidad increíble alrededor de su figura.
Era un niño muy particular, que amaba la Eucaristía, la oración y a la Virgen. Por eso, luego de su muerte, muchísima gente empezó a rezarle. La Diócesis de Milán abrió el proceso de beatificación. Así, empezó el reconocimiento de Carlo.
-Hasta que su caso llegó al Vaticano y usted lo postuló para su beatificación
Exacto. Lo postulé una vez que el proceso llegó a Roma y luego de que la causa se hubiera abierto en Milán. Ya había escrito su biografía y algunos libros sobre él. Por eso, conocía su vida, su legado y su mensaje, así que fui nombrado como postulador.
-¿Cómo es la tarea de un postulador?
El origen de la palabra postulador es latino y significa “pedir”. Justamente, eso es lo que hacemos: pedimos que la Congregación de la Causa de los Santos -y al final, el Papa- reconozca la Santidad de una persona.
Los postuladores tenemos que hacer un curso en el Vaticano. Podría asemejarse a un abogado, que frente a un tribunal intenta que se le reconozca la Santidad a quien fue postulado. Recogemos todos los documentos que prueben lo que decimos, escuchamos a los testigos y leemos sus escritos, ya que hay personas que escriben mucho: cartas, libros, etc. Luego, los teólogos estudian cada frase, para verificar que no haya nada en contra de la Doctrina.
-¿Qué le dijo su madre, quien perdió a Carlo -por entonces, su único hijo- en apenas días y que luego se encontró con tantas aristas que desconocía de su hijo y que ahora lo llevaron a la beatificación?
El dolor de su madre fue terrible. Nadie iba a imaginarse que iba a morir repentinamente y en una semana. Un día, se empezó a sentir mal, pero le dijeron que era solo una gripe. Pero a los tres días, le dijeron que estaba enfermo de leucemia.
En unos días, esta señora perdió a su primer hijo -que en ese momento era hijo único- pero que antes de morir le anticipó que volvería a dar a luz. Y así fue: en 2010, llegaron los mellizos Francesca y Michele.
Su madre se preguntaba por qué su hijo había muerto tan pronto. Por el inmenso amor a Dios que tenía su hijo, se imaginaba que iba a ser sacerdote. Pero cuando murió, su mundo se vino abajo, porque no sabía qué era lo que estaba pasando. Después, comprendió que Dios tenía otro proyecto para su hijo.
Por eso, su madre también empezó a difundir la imagen y la obra de Carlo, apenas comprendió el mensaje tan importante que este adolescente le podía llevar al mundo de hoy.
Carlo siempre decía que era testigo de la presencia de Dios, especialmente, en las redes sociales. Por eso, tuvo mucha llegada a las generaciones más chicas, porque era un joven de hoy que sabía manejar la informática a la perfección.
De verdad, era un genio de la informática porque era muy joven, pero ya sabía comprender los libros universitarios.
-Se le atribuyen más milagros, aunque ahora sólo fue beatificado por la sanación del niño de Brasil, Matheus, quien padecía de una enfermedad congénita y mortal
Hay otros supuestos milagros, pero ahora eligieron el milagro de Matheus porque era tan evidente y tan fuerte…. Sin embargo, hay muchos otros. Cada día, aparecen más personas hablando de nuevos milagros. Dejo en claro que, para que pueda ser canonizado tiene que hacer un milagro a partir de ahora, que ya fue beatificado.
Ahora, tenemos que esperar un milagro y que la Congregación de las Causas de los Santos lo reconozca cómo auténtico. Luego, hacemos otro proceso y, si el Papa Francisco lo aprueba -al igual que los Cardenales y los teólogos, entre otros- se convertirá en Santo.
-Realmente es conmovedor el video en el que, estando perfectamente sano, anuncia su muerte con una sonrisa en sus labios y mucho tiempo antes de su fallecimiento
Su madre me contó que ese video lo encontró después de su muerte. No lo había visto nunca cuando Carlo vivía y fue grabado unos meses antes de su deceso, como si presintiera que iba a morir. Ese video es increíble, es una profecía.
-¿Por qué su muerte causa tanto impacto y despierta la fe religiosa de miles de personas en todo el mundo?
Siempre he pensado que la muerte vino a coronar el final de su vida: con 15 años, había logrado una madurez espiritual que lo dejó listo para ser recibido en el Cielo. Carlo tenía que enviar el mensaje de que Dios está a nuestro lado. Es decir, su mensaje es que la Eucaristía y el Señor están entre nosotros. Y, además, que internet sirve para difundir el Evangelio.
-Además de Carlo Acutis, ¿a qué otras personas postuló para su beatificación?
He postulado a varias, como por ejemplo, a María Teresa Orsini que vivió en el siglo pasado: pertenecía a una familia italiana ilustre y se casó con Gian Luigi Doria Pamphili, príncipe de Melfi. Fue muy conocida porque vivía en una gran palacio ubicado en Piazza Navona. Fue la fundadora de una congregación de mujeres llamadas las Hermanas Hospitalarias y de las Damas Lauretanas (órdenes que se dedicaron a la asistencia de peregrinos, entre otras actividades de caridad)
Fui el postulador de Don Abundio García Román (Siervo de Dios y fundador de las Hermandades del Trabajo) quien vivió en el siglo XVIII en Madrid, España. Además, he postulado a 130 mártires de la Diócesis de Jaén, que murieron defendiendo su fe entre los años 36 y 39. Todos los casos que le cuento son los que están bajo estudio ahora, en Roma.
Por otro lado, también estudié la figura de la Hermana Eufrasia Iaconis. Cuando el Papa Francisco fue Cardenal de Buenos Aires, se ocupó personalmente del proceso de beatificación. A principios del siglo XX, ayudó a los inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina y asistía con las demás Hermanas a los hospitales, como el Pirovano.
Fue fundadora de muchas obras de beneficencia, como las Hijas de la Inmaculada Concepción. No fue postulada por mí, sino por una Hermana de esa congregación, una entidad que se encuentra ubicada en la calle Mario Bravo, en la Ciudad de Buenos Aires. Ahora, su causa está en Roma.
-Finalmente, ¿qué cree que dejó Carlo en cada una de las personas que lo conocieron y en las que ahora lo están descubriendo?
El Vaticano reconoció que las virtudes de Carlo eran auténticas y heroicas, porque estamos hablando de un joven que vivió el Evangelio de una manera increíble: con seriedad, seguridad y, ante todo, con amor a Dios. Pero también, con amor a los pobres.
Todas las personas que lo conocieron y, aún las que no, quedaron impresionadas con este chico. Les dejó una simpatía, los obliga a preguntarse algo de su vida… porque sienten que no es posible que un chico tan pequeño pueda hacer cosas tan increíbles.
Carlo estaba muy seguro de su fe, aún más que muchos adultos. Es increíble… pero, si te pones a pensar en su vida, seguro que no vas a poder dormir.
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