La petrolera Amplify Energy, que gestiona el oleoducto del que procede el crudo vertido en las playas de California, tardó casi un día en alertar de la fuga del petróleo, que se teme que cause una gran catástrofe medioambiental.
La Guardia Costera de California reveló este martes que recibió varias llamadas el viernes por la tarde que avisaban de la existencia de un «brillo aceitoso» en el agua, lo que finalmente resultó en el equivalente a 3.500 barriles de crudo derramados en la costa del Pacífico.
«Es muy difícil identificar aceite por la noche», explicó en una rueda de prensa la capitana de la Guardia Costera, Rebecca Ore.
Los servicios de rescate de California y la petrolera están en el punto de mira porque una respuesta más rápida podría haber prevenido el peor derrame de crudo en las últimas tres décadas de California, que ha declarado el estado de emergencia.
El viernes, en torno a las 19.00 hora local (02.00 hora GMT del sábado), se produjo la primera llamada de alerta, aunque las autoridades recordaron que suelen recibir este tipo de notificaciones de manera rutinaria.
No fue hasta más entrada la noche cuando otra notificación, proveniente de los satélites de observación señaló la importancia del derrame.
Sin embargo, los equipos de emergencia no se movilizaron hasta el sábado por la mañana y «tardaron dos horas en detectar el crudo», indicó la capitana.
Por su parte, la empresa que gestiona tanto el oleoducto como la plataforma petrolífera a la que se conecta, Amplify Energy, avisó de una posible fuga en la mañana del sábado, aunque algunos vecinos de las localidades costeras afirman que sintieron un olor a petroleo desde el viernes por la tarde.
Finalmente, la Guardia Costera no confirmó el desastre hasta pasadas las 12.00 hora local (19.00 hora GMT), poco antes de que el crudo empezara a ensuciar más de 25 kilómetros de costa.
Este martes, los buzos que investigan la zona han localizado un fragmento del oleoducto, de más de un kilómetro de longitud, que estaba desplazado unos 32 metros del recorrido habitual, generando una apertura.
Se desconoce qué originó la fractura de la tubería, reforzada con cemento, pero Amplify Energy cree que fue culpa del ancla de alguno de los buques de carga que esperan su llegada al puerto de los Ángeles.
«NO CONOCERMOS ALGUNAS CONSECUENCIAS HASTA DENTRO DE AÑOS»
«El domingo la playa estaba completamente negra, han limpiado todo muy rápido», aseguró a Efe Bob, un residente de Huntington Beach, la ciudad costera más afectada por el derrame, a unos 60 kilómetros del centro de Los Ángeles.
Más de 300 empleados trabajan para limpiar el área, aunque las estimaciones del vertido cada vez son mayores, pues han pasado de unos 500.000 litros iniciales a más de 570.000 litros, el equivalente a casi 3.500 barriles de petróleo.
«No conoceremos algunas de las consecuencias en la vida marina hasta dentro de varios años», pronosticó un trabajador del Centro de Cuidado de Humedales y Vida Silvestre de Huntington Beach, ubicado justo enfrente de la zona más contaminada por el derrame.
El personal ha rescatado solo a una decena de aves manchadas de crudo, aunque afirman que otras consecuencias, como enfermedades y malformaciones, tardan años en aparecer.
EFECTO DEVASTADOR PARA LA ECONOMÍA
La toxicidad del crudo ha obligado también a cerrar las playas de manera indefinida en una decena de localidades, como Newport Beach, Coronal del Mar y Laguna Beach, cuya economía depende en gran parte del turismo playero y de los deportes acuáticos.
«No creo que podamos alquilar equipos de surf en un tiempo», comentó a Efe el dependiente de una tienda de materiales deportivos en primera línea de playa en Huntington Beach, conocida popularmente como Surf City USA.
No obstante, la suciedad de las playas y la presencia de crudo en el agua no está evitando que algunas familias se acomoden en la arena, como es el caso de Ashley, que decidió tomar el sol con sus hijos mientras los equipos de rescate limpiaban la costa a unos metros de distancia.
«El baño es peligroso pero solo estamos tomando el sol», dijo mientras sus hijos jugaban con la arena.
El desastre pilló también desprevenidos a un grupo de turistas que alquiló varias tablas de surf y trajes de baño en otra tienda y no supo del cierre de la playa hasta que vio el cordón policial dispuesto sobre la arena.
«No sabíamos nada, pero en la tienda deberían habernos avisado, es un timo», afirmó uno de los surferos del grupo.
El cierre costero podría prologarse varias semanas. EFE
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