Un grupo de investigadores de la República Checa ha publicado recientemente un estudio en la revista científica Journal of Experimental Biology en el que demuestran que los peces pueden volverse adictos a determinadas drogas que, en muchos países, contaminan los ríos de las zonas urbanas.
Según la Organización de las Naciones Unidas, alrededor de 269 millones de personas en todo el mundo consumen drogas cada año. No obstante, si bien esto ya constituye un serio problema, el ciclo perjudicial de las drogas no termina ahí. Estas sustancias no se disuelven por completo en el organismo humano. Una parte considerable se expulsa a través de las heces y la orina, que luego van a parar a los sistemas de alcantarillados que desembocan en los ríos.
De acuerdo con los autores del estudio, incluso un nivel bajo de contaminación por drogas en el agua puede tener un efecto devastador en la vida acuática. Los resultados se obtuvieron gracias a un experimento en el que utilizaron ejemplares de trucha marrón separados en dos grupos. El primero se mantuvo en un tanque de agua limpia durante ocho semanas, mientras que el otro permaneció en un tanque mezclado con metanfetamina a una concentración de un microgramo por litro, una cantidad que podría estar presente en un arroyo contaminado.
Una vez transcurridas las ocho semanas, los investigadores trasladaron a todos los peces a un solo tanque atravesado por dos corrientes de agua. Una de las corrientes estaba mezclada con metanfetamina y la otra estaba limpia.
Como resultado, un 50,5 % de los peces previamente expuestos a la droga pasaron la mayor parte de su tiempo en el arroyo contaminado, en comparación con el 41,5 % de las truchas que no habían sido expuestas a la metanfetamina. Los investigadores también notaron que los peces del grupo expuesto a la droga se movieron con extrema lentitud durante 96 horas, después de haber sido trasladados a un tanque limpio. Esto podría haberse debido a niveles altos de ansiedad o estrés, signos típicos de la abstinencia de drogas en los seres humanos.
Además, los dos grupos de peces también resultaron distintos a un nivel físico. En los ejemplares expuestos a la metanfetamina, los investigadores detectaron varios cambios en las sustancias químicas del cerebro que se vinculan con lo que se observa habitualmente en los casos de adicción humana. Estos peces tenían rastros de metanfetamina en el tejido cerebral incluso 10 días después de su última exposición a la droga, lo que indica efectos duraderos.
Los resultados del experimento son preocupantes, ya que los peces adictas a las drogas podrían quedarse alrededor de las tuberías de los alcantarillados y perder interés en otras actividades indispensables, como comer o reproducirse, lo que representaría una verdadera amenaza para su supervivencia.
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