El Parlamento griego ha aprobado aumentar la jornada laboral contra la opinión de los sindicatos, mientras los empresarios reconocen que era una «ley no escrita».
Silvia Álvarez | El Confidencial
En un mundo en el que la idea de reducir la jornada laboral ha ido ganando terreno, Grecia va a contracorriente y planea aumentarla hasta las 10 horas diarias. El Gobierno conservador dirigido por Kyriakos Mitsotakis se apoyó en su mayoría parlamentaria de 158 diputados para aprobar el pasado 17 de junio la controvertida reforma laboral.
Frente a él, la oposición votó en bloque contra el proyecto de ley tras un largo e intenso debate en el hemiciclo, mientras en la calle se sucedían las protestas y jornadas de huelga organizadas por unos sindicatos que han criticado duramente la propuesta Según el ministro de Trabajo, Kostis Hatzidakis, el Gobierno intenta modernizar una legislación arcaica, que databa del año 1982, además de “dar una mayor flexibilidad a los trabajadores sin reducir sus ingresos”. Sin embargo, Emilía G., publicista en un pequeño medio de comunicación digital y que prefiere que no escribamos su nombre real, cree que “la flexibilidad va en contra del trabajador”.
El Ejecutivo afirma que la nueva reforma garantizará que el aumento de horas se lleve a cabo solo si es el empleado el que lo solicita, pero Emilía teme que los trabajadores acaben siendo presionados para ello.
“No creo que los empleados lo pidan”, expresa por su parte Georgía Vlachou, quien trabaja como dependienta en una tienda de menaje en el centro de Atenas y también prefiere que utilicemos un nombre ficticio. “Algunas empresas se aprovecharán y simplemente dirán a sus trabajadores ‘a partir del lunes trabajamos 10 horas’. Es injusto. No puedes pedirle a la gente que haga jornadas de 10 horas por 500 euros”, agrega.
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