Un tribunal paquistaní condenó el martes a muerte a un cristiano acusado de blasfemia, en el último caso en el que las estrictas leyes religiosas del país que se aplican contra las minorías.
Asif Pervaiz, un trabajador de una fábrica de ropa, había sido acusado por su supervisor de enviarle comentarios despectivos sobre el profeta musulmán Mahoma en un mensaje de texto.
Insultar al profeta conlleva la pena de muerte obligatoria en Pakistán, un país de mayoría musulmana.
Pervais fue condenado después de un juicio en Lahore que se llevó a cabo desde 2013. Su abogado Saif-ul-Malook dijo a Reuters que apelaría la sentencia.
La orden judicial, vista por Reuters, dijo que Pervaiz primero cumpliría una pena de prisión de tres años por “usar indebidamente” su teléfono para enviar el mensaje de texto despectivo. Posteriormente, “será colgado del cuello hasta su muerte”.
También fue multado con 50.000 rupias paquistaníes (300 dólares), según la orden.
Pervaiz le dijo al tribunal que su supervisor hizo la acusación solo después de que se negó a convertirse al Islam, dijo Saif-ul-Malook. El abogado del denunciante, Murtaza Chaudhry, negó que este fuera el caso.
Los grupos de derechos humanos dicen que las leyes contra la blasfemia a menudo se utilizan indebidamente para perseguir a las minorías o incluso entre los musulmanes para resolver las rivalidades personales. El extremismo islamista ha ido en aumento en Pakistán y tales acusaciones pueden terminar en linchamientos.
Un ciudadano estadounidense de origen paquistaní en un juicio por blasfemia en la ciudad noroccidental de Peshawar en julio fue asesinado a tiros en la sala del tribunal por un adolescente que les dijo a los transeúntes que lo había matado por insultar al profeta Mahoma.
Desde su arresto, los partidarios de Pakistán han glorificado al presunto tirador como un “guerrero santo” y miles de islamistas se han manifestado para exigir su liberación.
Actualmente, hay al menos 80 personas en prisión en Pakistán por el delito de “blasfemia”, y al menos la mitad de ellas enfrentan cadena perpetua o pena de muerte, según la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF).
Los acusados según son principalmente musulmanes, en un país donde el 98 por ciento de la población sigue el Islam, pero las condenas se dirigen de manera desproporcionada a miembros de minorías como cristianos e hindúes.
Esas acusaciones pueden tener consecuencias mortales. Desde 1990, al menos 77 personas han muerto en relación con acusaciones de blasfemia, según un recuento de Al Jazeera.
En uno de los casos más notorios en la historia del país, fue el de Asia Bibi, una mujer cristiana paquistaní absuelta de la acusación de blasfemia después de pasar ocho años en el corredor de la muerte. Bibi huyó de Pakistán en 2019 debido a amenazas contra su vida y ahora vive en Canadá.
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