La Organización de Estados Americanos (OEA) clausuró este viernes su 51 Asamblea General con una condena a las elecciones en Nicaragua, en las que se impuso el presidente Daniel Ortega, y llamados a la renovación de ese organismo como el principal foro político del continente.
Laura Barros / EFE
Los controvertidos comicios nicaragüenses, así como la preocupación expresada por varios países por la situación en Cuba y Venezuela eclipsaron el esperado debate sobre la pandemia y la necesidad de más vacunas para la región.
Sin embargo, el impacto de la covid-19 y Haití merecieron sendas resoluciones aprobadas por las 34 delegaciones asistentes.
Casi al cierre de la última jornada de la Asamblea, organizada de forma virtual y con Guatemala como país anfitrión, fue aprobada una resolución sobre «La situación en Nicaragua», promovida por las delegaciones de Canadá, Antigua y Barbuda, Chile, Costa Rica, Ecuador, EE.UU., República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
La iniciativa pasó con 25 votos a favor, uno en contra, siete abstenciones y una ausencia tras una votación nominal salpicada por los insistentes reclamos en contra de la delegación que representa al líder opositor venezolano Juan Guaidó ante ese organismo.
Entre los países que respaldaron la resolución destacó Argentina, mientras que México se abstuvo.
ELECCIÓN SIN LEGITIMDAD
«Las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática», señaló la resolución avalada.
El documento deplora el caso omiso que el Gobierno del país centroamericano ha hecho a las iniciativas diplomáticas y técnicas emprendidas desde junio de 2018 por la OEA para promover la «democracia representativa y la protección de los derechos humanos» en Nicaragua.
Además, concluye, con base en los principios de la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana, que las instituciones democráticas en el país centroamericano «han sido seriamente socavadas por el Gobierno».
En ese contexto, instruye al Consejo Permanente de la OEA a realizar una «evaluación colectiva inmediata» de la situación en ese país, de conformidad con la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana, que deberá completarse «a más tardar el 30 de noviembre».
Previa a la votación, el representante de Nicaragua, Michael Campbell, rechazó «de la manera más categórica el proyecto de resolución», y denunció que entre sus proponentes se encontraba «un impostor, que usurpa el lugar de Venezuela», en alusión a la delegación de Guaidó.
El pasado domingo, Daniel Ortega fue reelegido para su quinto mandato de cinco años y cuarto consecutivo en unos comicios generales en Nicaragua que no han logrado el reconocimiento de la mayoría de la comunidad internacional.
Las votaciones tuvieron lugar sin la participación de tres partidos políticos opositores y siete aspirantes a candidatos presidenciales detenidos.
CUBA y VENEZUELA
Los países de la OEA también pusieron el foco en Cuba, donde ha sido convocada para el próximo lunes una marcha disidente no autorizada, después de las manifestaciones del pasado 11 de julio, las mayores en más de dos décadas en la isla.
En una intervención el jueves, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, hizo referencia a la isla y condenó la detención de «muchas personas» en julio pasado.
Por su parte, Julio Borges, a nombre de la delegación venezolana ante la OEA, aseguró este viernes que el presidente de su país, Nicolás Maduro, representa una «herida abierta e infectada» para la región.
Borges se sumó igualmente a la condena internacional a las elecciones en Nicaragua, y consideró «increíble» que muchos países quieran «tapar la realidad antidemocrática» que se vive en ese país, así como en Cuba.
El papel de la misma OEA fue motivo de debate en esta Asamblea, e incluso la delegación de México acusó a su secretario general, el uruguayo Luis Almagro, de haber «dañado profundamente» a ese organismo.
La representante permanente de México ante la OEA, Luz Elena Baños Rivas, reclamó el jueves una «organización inclusiva, promotora del diálogo político, de la cooperación, la integración y el desarrollo» , al tiempo que lamentó que «no lo es».
«Por el contrario, es un espacio donde se profundizan las diferencias y el aislamiento, y donde se impulsan agendas parcializadas», advirtió la diplomática.
Al cierre de los tres días de deliberaciones, Perú fue elegido como la sede de la Asamblea General de la OEA que se celebrará en 2022.
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