El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, pidió «calma» este viernes a sus seguidores de ultraderecha, que lo acusaron de «traidor» después de que se desdijo de sus amenazas a la democracia y afirmó que «nunca» quiso «agredir» a las instituciones.
«Hay que tener calma. No se puede ir al todo o nada», declaró Bolsonaro después de las críticas de sus seguidores más radicales a su cambio de tono en relación con su encendido discurso del pasado martes, cuando ante una multitud instó a desobedecer las sentencias de la Corte Suprema y lanzó duras críticas al Parlamento.
Esas manifestaciones, encabezadas por Bolsonaro, habían sido convocadas por diversos grupos de ultraderecha que, durante los actos, volvieron a mostrar numerosos carteles en los que exigían la «disolución» del Congreso y la destitución de los 11 magistrados del Supremo.
El tono desafiante de Bolsonaro les dio alas a esos grupos, pero después de una ola de críticas de todos los sectores políticos y económicos, el mandatario dio un paso atrás y divulgó una Carta a la Nación en la que instó a la «armonía» entre los poderes de la Nación y dijo que «nunca» quiso «agredir» a la instituciones del país.
Además, pidió suspender una protesta de camioneros que bloqueaba carreteras en diversos puntos del país exigiendo la destitución del Supremo, lo cual fue aceptado por los manifestantes, aunque muy a regañadientes y con críticas a lo que consideraron «una cobardía» por parte del gobernante.
«Vamos a volver a la normalidad. El martes 7 fue un gran día», dijo Bolsonaro este viernes a un pequeño grupo de seguidores, ante los cuales insistió en que la Carta a la Nación no fue un paso atrás, sino un intento de atajar el posible impacto económico de la paralización de los camioneros.
«La gente lo iría a sentir, complicaría la economía y traería más inflación», dijo el mandatario con relación al movimiento camionero.
A pesar de eso, muchísimos activistas de ultraderecha invadieron las redes sociales, en las que mantienen una febril actividad, para mostrar su descontento y desilusión con Bolsonaro.
«Después de una demostración de fuerza del pueblo, el presidente demuestra debilidad. Situación bien complicada para los patriotas. Bolsonaro puede haber firmado su derrota», escribió el periodista Rodrigo Constantino, una influyente voz del bolsonarismo.
El pastor evangelista Jackson Vilar, organizador de muchos de los paseos en moto que suele hacer Bolsonaro, calificó al gobernante de «traidor» y dijo que ya no le tenía «el menor respeto».
En un video que divulgó en sus redes sociales, fue hasta más allá y dijo: «Quemé mis camisetas con el nombre de Bolsonaro. No creo más en ese canalla».
La indignación de muchos bolsonaristas fue peor aún una vez que se supo que el expresidente Michel Temer fue llamado por el Gobierno para ayudar a contener el conflicto institucional y que incluso fue autor de muchos de los párrafos de la Carta a la Nación.
La desilusión entre los bolsonaristas llegó al punto que muchos los grupos de esa base han anunciado que, el próximo domingo, darán apoyo a manifestaciones convocadas por el centro y la derecha más moderada para exigir la destitución del mandatario.
EFE
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