Cuando las autoridades sacaron el cuerpo sin vida de María Ángel Molina, de cuatro años, de un río en una zona rural de Colombia el 13 de enero, se documentaba el decimocuarto caso de feminicidio este año. Su asesino, Juan Carlos Galvis, también secuestró a la hermana de María, y luego admitió ante las autoridades que cometió los brutales crímenes para castigar a la madre de las niñas por ver a otro hombre. Con cinco feminicidios más, asesinatos directamente relacionados con el género de la víctima, documentados desde el asesinato de María -18 en total, con otros 13 por verificar- los grupos de derechos humanos están preocupados por la seguridad de las mujeres y niñas ante el nuevo confinamiento estricto para frenar el coronavirus que las encierra de nuevo con los hombres que abusan de ellas, informa “The Guardian”.
Por LA RAZÓN
“Lamentablemente, cuando hablamos de violencia contra las mujeres en Colombia, no hay un solo lugar que podamos llamar ‘seguro’“, asegura Juliana Castillo Rodas, quien trabaja con la Fundación Femicidio Colombia, una ONG que brinda apoyo a las mujeres y da seguimiento a la violencia de género. “Pero lo que podemos decir es que el hogar se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos para las mujeres”.
A lo largo del año pasado, que implicó seis meses de confinamiento, la fundación confirmó 229 feminicidios, de los cuales 35 fueron niñas, y está tratando de verificar otros 260 casos de muertes violentas de mujeres y niñas que podrían definirse como feminicidios.
Si bien no se produjo un aumento en los casos confirmados, los grupos de defensa de derechos dicen que las cifras probablemente sean mucho más altas, y que las mujeres a menudo no denuncian los casos por temor a represalias. Las mujeres también tienen menos probabilidades de pedir ayuda cuando están atrapadas en casa con sus abusadores. Cuando contactan con las autoridades, a menudo no responden.
“Nos preocupa que cuando las mujeres informan a las autoridades, el Estado o sus instituciones no las escuchan”, denuncia Castillo. “Es posible que no hayamos notado un aumento en los casos el año pasado, aunque sí vimos un aumento en el número de actos violentos contra las mujeres, como desapariciones y violencia sexual”. Medidas como una mejor educación de género y ciudades más seguras y bien iluminadas podrían ayudar a que Colombia sea más segura para las mujeres, explica Castillo. Otros activistas dicen que las medidas contra el coronavirus, como la prohibición de la venta de alcohol y los toques de queda que limitan las fiestas y reuniones sociales, pueden reducir algunos riesgos para las mujeres y niñas que viven con hombres maltratadores.
La vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, abordó la semana pasada la alarmante situación de las mujeres durante su visita a Medellín, la segunda ciudad del país. “Tenemos que llegar a cero feminicidios”, dijo en un discurso en el que anunció programas para mujeres. “Tenemos que acabar con el machismo y cualquier tipo de violencia contra las mujeres”.
Los horribles asesinatos de mujeres y niñas son habituales en Colombia y, a veces, son cometidos por figuras de autoridad. En junio pasado, el escándalo salpicó a los militares después de que siete soldados violaran en grupo a una niña indígena de 13 años.
“Sabemos que este no es un tema aislado, es estructural”, dijo Aida Quilcue, en ese momento asesora de derechos humanos de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
Mientras tanto, el país sigue enfrentándose a la violencia sexual cometida durante décadas de guerra civil con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Un tribunal especial creado tras un acuerdo de paz de 2016 está trabajando en miles de casos.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.