Las mujeres iraníes rompieron un tabú con su entrada al estadio Azadi de Teherán.
Fueron las protagonistas indiscutibles del partido masculino clasificatorio del Mundial, entre las selecciones de Irán y Camboya.
Armadas con banderas iraníes, gorros con los colores nacionales y trompetas, las mujeres comenzaron a animar, en un ambiente ensordecedor, más de dos horas antes de que arrancara el duelo, que terminó con la victoria aplastante de Irán por 14 goles a 0.
Con su presencia en Azadi, espacio que tenían vetado desde hace cuatro décadas, hicieron historia, aunque el acceso no estuvo exento de controversia, ya que solo se vendieron 3.500 entradas para las mujeres.
“Estoy muy contenta porque era mi sueño poder venir al estadio Azadi”, dijo a EFE emocionada la aficionada Sharvanaz Salehí, que cubría sus hombros con la bandera iraní.
Enloquecieron con el gol de Nourollahi
Para Salehí, de 25 años, fue «un momento histórico» y «un buen comienzo» en la apertura de los estadios a las mujeres, aunque reconoció que espera que en un futuro próximo haya menos limitaciones y se vendan más entradas.
Las mujeres ocuparon cinco sectores de gradas, separadas de los hombres, en un estadio con capacidad para 78.000 personas que estaba prácticamente vacío.
Con el primer tanto del delantero centrocampista del club Persepolis Ahmad Nourollahi, en el minuto 5, la zona de mujeres enloqueció con gritos de apoyo a la selección iraní, el llamado Team Melli.
Una bandera iraní de grandes dimensiones recorrió las gradas de arriba a abajo en varias ocasiones y las aficionadas saltaron y gritaron con cada gol de su selección, destacando los tres tantos que marcaron cada uno los delanteros Sardar Azmoun y Karim Ansarifard.
Número reducido de mujeres
El número de asistentes mujeres fue reducido y las entradas se agotaron en pocas horas, cuando salieron a la venta la semana pasada, pero de todas formas marcaron un hito.
Desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, las mujeres solo habían entrado al estadio a ver partidos de fútbol masculinos en un par de ocasiones y por invitación:
el duelo entre el club iraní Persépolis y el japonés Kashima Antlers en noviembre pasado, y el amistoso entre Irán y Bolivia, en octubre de 2018.
En esta ocasión hubo también restricciones, sobre todo para las periodistas mujeres. No se emitieron por ejemplo acreditaciones para cámaras de televisión o fotógrafas, para evitar su presencia junto a los hombres en el campo.
Las periodistas quedaron recluidas en una especie de zona VIP, sin acceso a las aficionadas, pese a que, según dijo a EFE uno de los representantes de la FIFA, habían luchado durante tres días para conseguir más facilidades.
«Paso a paso», fue la frase más escuchada tanto entre los representantes de la FIFA, como de la Federación de Fútbol iraní.
Fueron protagonistas indiscutibles del partido clasificatorio al Mundial contra la escuadra de Camboya.
EFE
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