Diego Maradona murió hoy de complicaciones cardio respiratorias y con su fallecimiento el chavismo perdió a su principal apologista internacional.
Por Primer Informe
El futbolista, ídolo máximo de ese deporte en su país, tuvo una brillante carrera que terminó abruptamente debido a sus problemas de adicción.
El consumo de cocaína determinó el final de su genio futbolístico. Dedicó los últimos años de su vida a lavarle la cara a los regímenes bolivarianos y a proyectos futbolístico sin mucho éxito. Entre ellos, el cargo como director técnico de la selección de su país.
Maradona llegó a Chávez a través de Cuba luego de su retiro del fútbol a finales de la década de 1990. Entonces profundizó su amistad con distintos líderes latinoamericanos.
Su admiración por la dictadura castrista siempre fue abiertamente aceptada por el deportista. Y, a partir de allí, estableció amistad con figuras como Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Evo Morales.
«Somos chavistas hasta la muerte», dijo en 2017, demostrado su respaldo a la gestión de Nicolás Maduro. Esas declaraciones se producían en medio de las masivas protestas ciudadanas que ese año reclamaban que el dictador venezolano abandonara el poder.
Luego, en 2018, acompañó a Maduro en el cierre de campaña de las elecciones fraudulentas que lo reeligieron como supuesto «presidente» de Venezuela.
El mes pasado, a propósito del cumpleaños del futbolista, Maduro le envió una carta de felicitación. «Te celebro como la inspiración luminosa de muchas generaciones que han visto en el Pelusa un ejemplo de superación y de hidalguía a seguir», le dedicó el dictador.
Maradona también fue un admirador de la figura del Che Guevara, cuya figura se tatuó en un brazo, Maradona. También entabló una estrecha relación con el dictador cubano Fidel Castro a quien consideraba «un segundo padre».
El líder de la revolución cubana lo recibió en la isla en el año 2000, cuando Diego se sometió a un tratamiento de desintoxicación de las drogas.
El 25 de noviembre de 2016, hace cuatro años, Fidel Castro falleció. Entonces, Maradona declaró: «me llamaron desde Buenos Aires y fue muy chocante. Me agarró un llanto terrible porque fue como un segundo padre».
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