El laboratorio estadounidense Moderna anunció a través de su página web que espera ofrecer para el otoño boreal refuerzos actualizados de su vacuna contra el COVID-19, que combina la vacuna original con protección contra la variante Ómicron.
Las vacunas actuales contra el COVID-19 están basadas en la versión original del coronavirus. Pero el virus sigue mutando, y la muy contagiosa variante Ómicron —y sus subvariantes— representan la más reciente amenaza. Antes de que surgiera Ómicron, Moderna estudiaba una vacuna combinada que agregaba protección contra una variante previa llamada Beta.
El martes, la farmacéutica dijo que las personas que recibieron la combinación de la vacuna para Beta produjeron más anticuerpos capaces de luchar contra diversas variantes, incluida Ómicron, que las actuales vacunas de refuerzo regulares. La compañía farmacéutica está trabajando, dijo, en otra versión de la vacuna y estimó que puede estar lista entre mayo y junio próximos.
Moderna publicó su estudio, realizado por científicos de la propia organización y aún sin evaluación externa, en Research Square. El gigante farmacéutico estima que, cuando llegue el otoño boreal, podrá ofrecer una mejor versión de su vacuna de ARN mensajero, ya que los expertos estiman como muy probable que el coronavirus resurja con gran cantidad de casos. El estudio no pretendía evaluar la efectividad de la vacuna; solo midió la respuesta del sistema inmunitario, lo que puede indicar eficacia.
Según informó The New York Times, tanto Moderna como otras compañías farmacéuticas y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), trabajan a todo ritmo para rediseñar las vacunas disponibles contra el COVID-19 para fabricarlas durante el verano del hemisferio norte a fin de llegar a tiempo para comenzar a aplicarlas con los primeros fríos del otoño. Moderna es el primer laboratorio en publicar sus estudios preliminares que, dijo, están siendo exitosos.
Como han informado tanto estudios propios como independientes, tanto la vacuna de Moderna como la de Pfizer/BioNTech, ambas con la plataforma de ARNm y elaboradas para la primera de las cepas del SARS-CoV-2 surgida a fines de 2019, continúan siendo efectivas para evitar hospitalizaciones y muertes. También se ha constatado que la protección que otorga disminuye con rapidez por lo que en numerosos países ya se autorizaron los refuerzos, al menos para personas mayores de 50 años y personas con enfermedades de base que los ubica dentro de los grupos de riesgo.
Moderna, en su publicación, puntualizó que los estudios realizados mostraron que es posible diseñar una vacuna bivalente dirigida específicamente para dos de las variantes, pero que puede ser eficaz para otras cepas. De acuerdo con el informe, los investigadores del laboratorio combinaron la vacuna existente contra la cepa original con una preparada especialmente para combatir la variante Beta, detectada por primera vez a fines de 2020. La combinación de ambas, dijeron, mostró una defensa más sólida tanto para las mutaciones para las que estaba dirigida como para Delta y Ómicron.
Las personas que participaron del estudio y recibieron una dosis de refuerzo de la vacuna rediseñada produjeron más del doble del nivel de anticuerpos contra la variante Ómicron en comparación con los que recibieron una dosis de refuerzo de la vacuna Moderna ya existente. La mejora también se manifestó en la duración de la protección, ya que persistió durante seis meses contra Ómicron, aunque cayó contra Delta esencialmente al mismo nivel que el provocado por la vacuna original.
Si bien la variante Beta surgió en forma temprana, aproximadamente un año después que la original de Wuhan, el laboratorio la consideró relevante para este estudio porque contiene varias mutaciones que “han sido persistentes en variantes más recientes de preocupación, incluido Omicron”. Beta ya no circula desde hace varios meses.
El doctor Paul Burton, director médico de Moderna, dijo en una entrevista que su equipo estaba apostando a obtener resultados aún mejores al combinar la vacuna existente con una dirigida a Ómicron. Esta está produciendo una serie de subvariantes, incluidas BA.1 y BA.2, y muchos expertos sugieren que probablemente sea el mejor objetivo para una nueva vacuna.
“Creo que debemos asumir que (Ómicron) seguirá siendo un jugador importante aún en el otoño”, dijo el doctor Burton, teniendo en cuenta la capacidad de evolución que está demostrando esa variante.
El estudio realizado por el laboratorio midieron los niveles de anticuerpos que generaron los voluntarios, es decir la primera línea de defensa del organismo para evitar la infección. En cambio, aún no midió otras respuestas inmunitarias que también defienden contra la enfermedad. Esas pruebas son mucho más complejas y costosas de realizar.
Aún cuando medir los anticuerpos solo permite tener una imagen parcial de la respuesta inmunitaria que genera la vacuna, “todavía pensamos que mantener altos los niveles de anticuerpos es importante”, expresó en una entrevista reciente el doctor John Beigel, director de investigación clínica que supervisa los ensayos de vacunas de los NIH, mencionó The New York Times.
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