Los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) continuarán analizando su apoyo a Ucrania durante el Consejo que celebrarán mañana, mientras sigue pendiente de acuerdo el uso de 1.000 millones de euros para financiar compras conjuntas de munición para que ese país pueda seguir defendiéndose de la invasión rusa.
Los ministros, que hablarán como es habitual por videoconferencia con su homólogo ucraniano, Dmitro Kuleba, prevén abordar cuestiones como la continuidad del respaldo militar, las sanciones a Rusia o la manera en que los responsables de la guerra puedan rendir cuentas.
Diversas fuentes comunitarias coinciden en que cada vez es más difícil imponer sanciones a nuevos sectores de la economía rusa para frenar la maquinaria de guerra del Kremlin y que es preferible centrarse en evitar que otros países eludan las medidas restrictivas.
Por ejemplo, la petición de Ucrania y varios países comunitarios de sancionar a la empresa atómica nacional rusa Rosatom es de difícil aplicación dada la dependencia con esa firma de otros Estados miembros, recordaron las fuentes.
Por lo que respecta a la rendición de cuentas, apuntaron que continúan los desacuerdos en el seno de la UE sobre el tipo de tribunal que podría juzgar los crímenes que se están produciendo en Ucrania.
Un debate sobre las consecuencias geopolíticas de la invasión figura igualmente en la agenda de los ministros.
En cualquier caso, el asunto que “frustra” al Gobierno ucraniano, como reconoció esta semana Kuleba, es que la UE aún no haya sido capaz de traducir a legislación el acuerdo político al que llegó a finales de marzo de dedicar 1.000 millones de euros procedentes del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (FEAP) para financiar la compra conjunta de armamento.
Con esa medida, buscarían reponer con rapidez la munición -fundamentalmente obuses del calibre 155 y misiles- que ya tienen disponible en sus arsenales y que están entregando de forma inmediata a Ucrania.
De acuerdo a fuentes comunitarias, países como Francia quieren que quede claro en el texto jurídico que los 1.000 millones deben financiar munición producida en la UE y Noruega, tal y como se acordó, mientras que aún se debate si se pueden utilizar para productos almacenados en la UE pero comprados a otros países.
“No podemos subordinar el ritmo de entrega de material que se necesita ya, a que se desarrolle la industria. Pero este es un momento para desarrollarla, porque hay el incentivo de una demanda. Creo que no son cosas contradictorias”, explicaba el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en una entrevista con EFE esta semana. EFE
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