El llanto de un esposo y padre conmovió a los habitantes de un sector del oriente de Cali, Colombia, al implorar ayuda para el traslado del féretro de su esposa hasta Venezuela y no desamparar a su hijo detenido.
Por: El Comercio
A Luis Palma se le sale la tristeza sin aceptar todavía cómo le han llegado días amargos a su casa en el barrio Alfonso Bonilla Aragón, en la comuna 14 de la capital del Valle del Cauca.
Recuerda que vino desde Venezuela a Cali solo por 15 días para acomodar a unos parientes en Cali, pero se fue quedando y van más de tres años. Con su esposa, Íngrid Coromoto Gómez Ezquiel, y tres hijos decidieron que podían vivir de producir y vender empanadas con la sazón de su país.
”Nos iba bien porque mucha gente nos ha querido”, dice el hombre. Una sombra vino hace dos años cuando uno de sus hijos, de 31 años, decidió seguir aventuras a Perú, donde perdió la vida en la pandemia del covid-19. No pudieron repatriar su cadáver.
Hace menos de un año, en dos meses, Íngrid Coromoto, de 49 años, perdió a sus padres por enfermedades.
Luis e Íngrid seguían tratando de conseguir el sustento para todos en Cali, porque quedaban dos hijos y una nieta.
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