Un habitante de calle que estuvo ocho meses en el seminario fue quien realizó la boda simbólica de la misionera María Cecilia Osorio Betancur y el pintor Alfonso Ardila que tuvo lugar en el albergue temporal para habitantes de calle que la Alcaldía de Manizales dispuso en el sector del Arenillo.
Ninguno de los dos es habitante de calle, pero por circunstancias adversas llegaron allí hace un mes. María Cecilia es misionera, vive haciendo obras de caridad y, antes de decretar la cuarentena obligatoria, estaba haciendo una misión en el municipio de Neira -ubicado a 30 minutos de Manizales-. Ya se disponía a regresar a Bogotá, pero al no poder viajar se le ofreció un lugar en el albergue y ella aceptó.
Alfonso también llegó ahí por accidente. Él trabaja en construcción, revoca y pinta. En medio de sus labores, cayó de un andamio y quedó tendido en el suelo; no fue atendido por nadie, por eso la Secretaría de Gobierno del municipio lo encontró tendido en el suelo. Cuando despertó, no recordaba nada, entonces fue trasladado hasta el mismo albergue en donde conoció a la mujer con la que espera terminar su vida.
“Ella llegó desolada y apenas con una maleta, también por casualidad como yo. Decidimos hacer esto para demostrarle al mundo que sí hay amor y que no tenemos miedo de lo que pasa. Si hay una crisis de hambre sobreviviremos por misericordia de Dios, como hasta ahora”, comentó Ardila.
El pintor es viudo y fue seminarista, según él, fue ese sentir de amor por Dios lo que les permitió más afinidad. Ella piensa lo mismo.
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