Un día después de haber dado a conocer la nueva cúpula militar y policial, este sábado el presidente Gustavo Petro ya les dio línea a los oficiales: “Todo mando militar o policial en su jurisdicción debe velar por neutralizar al máximo la comisión de masacres y muerte de líderes sociales”, señaló en Twitter, y añadió que “la comisión de masacres y su impunidad en jurisdicciones de mandos militares y policiales afectará la hoja de vida de los mandos”.
Aunque fuerte, esta orden, dijo el analista en seguridad ciudadana Henry Cancelado, ya es parte de la misión de la Fuerza Pública en el mantenimiento de la seguridad.
“No es diferente a ratificar lo que ya deben hacer, por lo que parece un eufemismo para dar una sensación de autoridad del Presidente, y más después de poner una nueva cúpula”, consideró Cancelado, quien también es profesor de la Universidad Javeriana.
En cualquier caso, este pronunciamiento se suma al debate por los nuevos nombramientos. El viernes, Petro designó al general Helder Giraldo como comandante de las Fuerzas Militares; al general Luis Mauricio Ospina, en el Ejército; al general Luis Carlos Córdoba, en la Fuerza Aérea; al vicealmirante Francisco Cubides, como jefe de la Armada, y al general Henry Armando Sanabria, como director de la Policía.
La entrada de estos oficiales hará que, por antigüedad, en la Policía salgan 23 generales, y se calculan otros 16 en el Ejército, seis en la Fuerza Aérea y seis almirantes en la Armada.
¿Qué explica lo que desde algunas orillas se ha llamado una purga? En primer lugar, el Presidente indicó que «cambió el gobierno y cambian las estrategias (…) esos cambios ameritan modificaciones en el Estado, en el gobierno, la sociedad y también en la Fuerza Pública», y añadió que el enfoque será la seguridad humana, que se refiere, según expertos, a limitar los elementos militaristas en la seguridad y enfocarse en el ser humano.
Precisamente, tras el cambio de nombres y la salida de oficiales con mucha experiencia está un cambio de estrategia «abismal», explica el analista en temas de seguridad Jairo Libreros, quien expuso que decir que el centro será la seguridad humana es una ruptura absoluta con la seguridad militarista que ha traído Colombia desde 2002, y con la doctrina del enemigo interno.
«Una de las explicaciones para entender por qué salen los generales es entender que viene un cambio generacional pero también que hay que sintonizar un cambio de doctrina. La justificación podría ser salir de generales formados hace muchos años en la doctrina del enemigo interno y buscar a oficiales formados en visiones diferentes y faciliten el proceso de implementar la seguridad humana», explicó.
Añadió que es difícil que el gobierno pueda implementar su nueva estrategia cuando los líderes de las instituciones que deben ponerla en práctica se formaron en una doctrina diametralmente distinta. Esto, no obstante, no implicará una ‘desinstitucionalización’ de las Fuerzas, advirtió Libreros, sino entrar con una doctrina completamente diferente.
«La seguridad nacional y defensa nacional seguirán existiendo, pero el enfoque estará matizado por la seguridad humana, eso sí, falta que el Presidente explique más cómo funcionarán esos lineamientos», concluyó.
Esta visión de seguridad humana no significa un abandono de líneas de trabajo de prevención de la violencia o lucha contra el crimen, sino un abordaje en el que se entiende que la seguridad no se agota en término militares sino que además se deben tener en cuenta otros factores para el desarrollo humano, explicó Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de Bogotá.
Para Acero, el cambio anunciado por Petro es uno de los más profundos, pero indicó que las instituciones tienen capacidad para adaptarse y que, aunque hay que esperar que Petro y su ministro de Defensa, Iván Velásquez, den más claridad sobre su política, la seguridad humana no incluye solo instituciones y temas de seguridad y justicia «sino también de desarrollo social y humano para atender problemas de convivencia y seguridad».
En esto también tendrán un rol, dijo, otras entidades que no están subordinadas al Ejecutivo como alcaldes, gobernadores, la Fiscalía, e incluso universidades, la sociedad civil, entre otros.
Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), se refirió así mismo a las implicaciones del cambio de cúpula en la relación con los territorios ya que, por ejemplo, entre los oficiales que salen de la Policía están varios de los comandantes regionales.
Por eso, para él además de que cambia la estrategia, cambia la estructura de mando, lo que también va a tener efectos operacionales, cambios en quiénes son los objetivos de operaciones y en la manera de operar.
«El cambio a una visión de seguridad humana dependerá de la manera como el Gobierno la defina, por ejemplo, cómo es la relación con los ciudadanos, cómo será la persecución del microtráfico y consumo de drogas, qué tan importante será la lucha contra la extorsión y el crimen organizado. Llevar el concepto de seguridad humana a las operaciones es la clave», indicó.
Añadió que aunque con la salida de oficiales se pierden experiencias y capacidades operacionales importantes que toman años en adquirirse, «quienes llegan a las comandancias también tienen años de formación, de trabajo, de conocimientos y capacidades nuevas y una nueva forma profesional de operar».
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