La emoción poseía este lunes a los pasajeros que se disponían a embarcar en los primeros vuelos de la denominada burbuja aérea, una medida tomada por los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda que permite viajar entre ambos sin tener que efectuar cuarentena al llegar a destino.
Este acontecimiento fue objeto de una gran cobertura mediática en los dos países, con numerosas emisiones en directo de las televisiones desde los aeropuertos.
La reanudación de los viajes provocó numerosos reencuentros y permitió a las familias separadas desde el cierre de fronteras, hace unos 400 días debido al COVID-19, reunirse de nuevo.
Los abrazos y los llantos, junto a carteles en los que se leían “Bienvenido a casa” o el saludo maorí “Kia ora”, abundaron en los aeropuertos de Sídney y Auckland, los primeros en reconectar en una jornada en que se prevé se desplacen 10.000 pasajeros en 30 vuelos.
“Voy a gritar, chillar, llorar, abrazar, besar, sentirme feliz, todo a la vez”, dijo a la AFP Denise O’Donoghue, de 63 años, en el aeropuerto de Sídney cuando se disponía a embarcar.
Heather Lyberopoulos comentó a la cadena pública ABC antes de abordar en Sídney el primer vuelo a Auckland, donde se reunirá con su hermana, que se perdió “el funeral y una graduación” de seres queridos al quedar varada en Australia por el cierre de las fronteras.
La viajera además dijo que se siente “una especie de normalidad al regresar a casa” tras más de un año.
Para Lorraine Wratt, una neozelandesa bloqueada por la pandemia cuando estaba con su familia en Australia, es “fantástico” poder viajar de nuevo.”Estamos felices de volver a casa, pero vamos a echar mucho de menos a nuestra familia en Australia”, aseguró. ”Llegamos a Australia para pasar Navidad con nuestros hijos… Habíamos previsto regresar en febrero, pero fue una pesadilla”.
Miles de neozelandeses expatriados viven en Australia y, antes del coronavirus, muchos tomaban un vuelo regularmente para regresar al archipiélago, un trayecto de apenas tres horas.
Al otro lado de la burbuja, una abuela afirmó entre lágrimas sentirse “muy emocionada” porque al fin pudo conocer a su nieto.”Hemos esperado tanto tiempo”, comentó a la televisión neozelandesa TVNZ.
Las frases “WELCOME WHANAU”, bienvenida la familia, en maorí, estaban escritos en letras gigantes en un talud de una pista del aeropuerto en Wellington, Nueva Zelanda. Dando así una recepción única a todos los pasajeros.
Craig Suckling, directivo de la compañía Air New Zealand, calificó la atmósfera antes de la salida del aeropuerto de Sídney de “electrizante”. ”Era un auténtico ascensor emocional”, confesó.
El director general de la compañía aérea, Greg Foran, calificó el día de “histórico” para las personas que trabajan en el sector turístico fuertemente golpeado. ”Es un verdadero cambio para la compañía aérea. Es el primer día de nuestro renacimiento”, declaró.
LA NUEVA BURBUJA
La creación de la burbuja aérea, anunciada el 6 de abril, permitirá por primera vez que los australianos puedan salir del país desde marzo de 2020. En contraposición a los neozelandeses, quienes desde el pasado octubre podían entrar a Australia sin necesidad de cuarentenas obligatorias, aunque debían pasar un periodo de aislamiento a su regreso.
La exitosa gestión de la pandemia de ambos países se debe principalmente al cierre drástico de sus fronteras internacionales desde marzo del año pasado, así como a la aplicación de medidas de confinamientos rápidos y el rastreo de los contagios locales.
Tanto Australia como Nueva Zelanda, indicaron que mantendrán todavía las dos semanas de aislamiento en hoteles y centros habilitados para viajeros procedentes de otras naciones. ”Es un acuerdo líder en el mundo que abre los viajes a la vez que mantiene al covid-19 fuera de la comunidad”, dijo en un comunicado el primer ministro australiano, Scott Morrison.
”Es un gran día para las familias y sus amigos, y un paso significativo para la reconexión de Nueva Zelanda con el mundo”, agregó la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern.
La buena situación permite además a Nueva Zelanda estar cerca de abrir otras burbujas de viajes con las Islas Cook y Niue, dos naciones del Pacífico que se han librado de la pandemia. Por su lado, Australia, según declaró este lunes el viceprimer ministro Michael McCormack, busca reanudar viajes con Singapur y otras zonas de bajo riesgo de contagio como las naciones del Pacífico.
SIN PRISA EN REAPERTURA DE FRONTERAS
Estos planes de apertura específicos, no obstante, no significan que tanto Australia como Nueva Zelanda vayan a abrir pronto la totalidad de sus fronteras internacionales.
Morrison, quien tiene pendiente la repatriación de unos 30.000 australianos varados en el extranjero, manifestó que su gobierno “no tiene prisa en abrir esas fronteras” para poder evitar riesgos.
El mandatario australiano confiaba comenzar a abrir de manera progresiva sus fronteras una vez se terminara la campaña de inmunización, prevista inicialmente en octubre. La vacunación se retrasó por problemas en las importaciones de las dosis, su distribución y los temores a los efectos secundarios, por lo que algunos expertos consideran que los vuelos internacionales no se normalizarán hasta 2024.
Por su lado, Ardern manifestó este lunes a Radio New Zealand que su gobierno implementará “diferentes protocolos” según el país de procedencia, al insistir en que su gobierno apunta a tener un marco de trabajo “país por país”.
Desde el inicio de la pandemia, Nueva Zelanda acumula unas 2.240 infecciones confirmadas, con 26 decesos, mientras que Australia ha registrado hasta el momento unos 29.500 contagios, incluidos 909 fallecimientos, la mayoría de ellos por el rebrote en la ciudad de Melburne a mediados de 2020.
(Con información de EFE y AFP)
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