Las negociaciones posbrexit entre Londres y Bruselas, retrasadas por la pandemia de coronavirus, se reanudaron este martes pero sin esperanzas de salir del bloqueo a pesar de la presión y el riesgo de un «no acuerdo».
El negociador europeo, Michel Barnier, calificó la situación de «seria» y pidió «más realismo» a los británicos en declaraciones al periódico francés Le Monde.
Les critica por intentar obtener «una suerte de ‘best of’ (…) de los acuerdos comerciales» cerrados por la UE en el pasado, sin las contrapartidas.
Este martes, el gobierno británico reafirmó su posición: «Lo que no podemos aceptar son demandas de la UE que significarían ceder nuestros derechos como Estado independiente. No queremos un acuerdo basado en lo que la UE acordó con otros países», indicó el 10 de Downing Stret.
Después de tres sesiones de negociación que empezaron en marzo, una cada mes, las partes siguen muy alejadas.
Además surgen nuevas tensiones, como un reciente intercambio de cartas críticas entre Michel Barnier y su homólogo David Frost.
La situación se complicó con la pandemia de coronavirus, que obliga al centenar de negociadores de ambas partes a trabajar por videoconferencia para buscar un acuerdo antes de fin de año.
Para Michel Barnier, este nuevo ciclo de negociaciones, que empezó el martes por la tarde y continuará hasta el viernes por la mañana, debería permitir «saber si el Reino Unido dejará el mercado interior y la unión aduanera (…) con o sin acuerdo con nosotros».
La semana debería «confirmar que estamos en un callejón sin salida, las posiciones son muy rígidas, un giro sería una sorpresa», indica una fuente europea.
En junio se establecerá un balance de las negociaciones en un encuentro de alto nivel entre la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, el del Consejo Europeo Charles Michel y el primer ministro británico Boris Johnson.
Londres dijo que esta etapa es una fecha límite y amenazó con no seguir en las negociaciones si no hay progresos suficientes. Pero esto era antes del coronavirus, que ha provocado una recesión histórica en el Viejo Continente.
– Sin ruptura –
Para Bruselas, la relación con Londres tras el divorcio acordado el 31 de diciembre y que pone fin a 47 años de relación pasó a un segundo plano frente a la urgencia de la recuperación económica.
«No tenemos que esperar grandes cosas de estas nuevas negociaciones. Pero no pienso que los británicos irán a la ruptura en ausencia de progresos. La situación cambió completamente con el virus», dice el experto Anand Menon del centro de investigación The UK in a Changing Europe.
Londres tiene que pronunciarse antes de que acabe junio sobre una demanda de aplazamiento de un año o dos del final del periodo de transición.
El gobierno británico descartó varias veces esta posibilidad, incluso si es la UE quién lo pide.
Los desacuerdos son numerosos e incluyen cuestiones como la competencia leal (sobre las normas medioambientales, sociales y fiscales) o el derecho del acceso de los pescadores a aguas británicas.
Las partes esperan encontrar un compromiso aunque el objetivo de alcanzar antes del 1 de julio un acuerdo sobre la pesca, una de las prioridades de la UE, parece ahora descartado.
«No era una fecha límite ficticia pero tiene pocas posibilidades de cumplirse», dice una fuente diplomática.
Según varios observadores Londres podría optar por el «no deal» («no acuerdo»), cuyo efecto devastador sería entonces atribuido a las consecuencias económicas del choque por la pandemia de coronavirus.
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