Por primera vez en más de una década la Policía ecuatoriana recibió un cargamento de armas de fuego para suplir la carencia de los últimos años, en una ceremonia en Quito presidida por Lenín Moreno.
EFE
La entrega oficial de 8.424 pistolas a la Policía tuvo lugar en un acto en la Escuela Superior «General Alberto Enríquez Gallo», en la capital, en el que Moreno destacó la labor policial y el que, desde 2009, no hubieran recibido dotación de equipamiento, según un comunicado.
«Con una inversión de 3,2 millones de dólares fortaleceremos su trabajo preventivo y operativo, y cubriremos su déficit actual de armas», manifestó el presidente ecuatoriano.
La seguridad ciudadana se ha convertido en uno de los problemas más candentes de los últimos meses en varias ciudades del país, e incluso forma parte del debate electoral entre los aspirantes a la presidencia en los comicios del próximo 7 de febrero.
Moreno, que no concurre a esas elecciones, dijo que su Gobierno ha hecho un esfuerzo en las difícil coyuntura presupuestaria «pensando en la seguridad» de los agentes, «en la tranquilidad de sus familias» y «en la de las familias que ustedes protegen».
«Nunca han dejado de cumplir con su labor, prueba de su eficiencia es que el año pasado los delitos disminuyeron en un 31 % comparados con 2019», declaró sobre un año en el que el país estuvo confinado durante tres meses y bajo restricciones de movimiento.
Hacia finales de año, sin embargo, la delincuencia y el crimen se dispararon en distritos como Quito y Guayaquil, haciendo necesaria una actividad mucho más intensa de los organismos de seguridad.
Moreno resaltó que la gestión para la adquisición de estas armas fue trabajada de forma conjunta entre el actual ministro de Gobierno, Patricio Pazmiño, y la extitular María Paula Romo, con la finalidad de garantizar la seguridad ciudadana y el orden público.
Pazmiño indicó que esta dotación de armas permitirá «salvaguardar los derechos y la integridad de las personas, además de consolidar un modelo de gestión basado en tres ejes: preventivo, investigativo y de inteligencia».
«En las manos de cada policía entrenado, consciente y responsable, cada pistola es una herramienta de trabajo, un elemento de disuasión, uno de los factores de protección que el servidor policial emplea para asegurar la seguridad ciudadana y cuidar la vida», dijo.
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