La policía bielorrusa detuvo a 265 manifestantes pacíficos durante la protesta registrada la víspera en la Plaza de la Independencia de Minsk, informó este viernes el centro de derechos humanos Vesná. La organización publicó en su sitio web los nombres de todos los arrestados, que serán llevados ante el juez durante esta jornada, y advirtió de que este listado podría crecer.
Por Infobae
Entre los detenidos había medio centenar de periodistas, muchos de los cuales fueron liberados posteriormente, según la Asociación de Periodistas de Bielorrusia (APB). No obstante, la APB indicó que cuatro reporteros continúan bajo arresto después de que se negaran a entregar sus móviles a la policía para su revisión.
Además, se informó de la deportación del periodista sueco Paul Hansen, quien no podrá entrar en Bielorrusia durante cinco años. Ante esta situación, la APB exigió al Comité de Investigaciones del país invocar una causa penal por obstaculizar las labores de los periodistas, delito contemplado en la legislación bielorrusa. La organización exigió cesar a los responsables “ya que, de mantenerse en sus puestos, obstaculizarán la investigación previa y el proceso legal”, y continuarán este tipo de actividades “criminales”.
“Los agentes de la policía destruyeron deliberadamente los vídeos grabaciones que pertenecen por derecho de autor a los periodistas y los medios de prensa. Todo esto estuvo acompañado de amenazas de romper o destruir el equipamiento de los periodistas”, añadió la APB.
Las movilizaciones se mantienen desde las elecciones presidenciales del 9 agosto, que según los muy cuestionados datos oficiales ganó Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994, con el 80,1% de los votos. Los resultados fueron denunciados como fraudulentos por la oposición y Bielorrusia es escenario de la mayor ola de protestas de su historia.
Lukashenko afirmó hoy que la “bacanal se acaba”, en alusión a las manifestaciones que sacuden el país, y sostuvo que ahora empezará a “ocuparse de la economía”.
“Para que no discutamos: esta bacanal se acaba, hay que ocuparse de la economía”, dijo el jefe del Estado, citado por la agencia oficial BELTA, durante una visita a un empresa de la ciudad Orsha, a unos 200 kilómetros al noroeste de Minsk, cerca de la frontera con Rusia. Al mismo tiempo, Lukashenko subrayó que en Bielorrusia no se “perseguirá a la gente” por sus opiniones.
“Aquí hay periodistas. La mitad de ellos puede tener su propia opinión, pero no andan por la calles incordiando al país en momentos en que chirrean orugas (de carros de combate) junto a las fronteras”, dijo.
El dictador subrayó que todas las empresas del país, publicas y privadas, deben trabajar “en las mismas condiciones”. Advirtió, eso sí, de que el Gobierno tomará en cuenta la “lealtad al Estado, no a Lukashenko”.
“Esto es para impedir lo que ha ocurrido ahora. En su mayoría los empresario privados (de la región) empezaron a dudar, y muchos no solo a dudar, sino a comportarse de manera artera”, explicó.
El presidente bielorruso aseguró que Minsk no teme a las sanciones occidentales, que ya ha experimentado. “Sobrevivimos. Sobreviviremos también ahora. En el mundo no falta la buena gente. Por eso no hace falta intimidarnos”, afirmó.
Lukashenko recibió este jueves un fuerte espaldarazo del presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien prometió enviarle un contingente de fuerzas policiales en caso de que se descontrole la situación.
Con información de EFE
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