La covid-19 está siendo «devastadora» para casi 14 millones de personas -9 millones de refugiados y 4,7 millones de desplazados internos-, así como para miles de migrantes que han sufrido las peores consecuencias de la pandemia en el este y el Cuerno de África, según un informe publicado hoy por la ONU.
«La covid-19 sólo se ha sumado a los desafíos que ya enfrentaban estas comunidades vulnerables», dijo el director regional para África Oriental del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, Michael Dunford, cuya organización elaboró el informe junto la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
«Debemos llegar a un acuerdo para que los necesitados no sean olvidados y reciban una asistencia humanitaria vital», subrayó Dunford.
Según el informe, titulado «La vida en medio de una pandemia: hambre, migración y desplazamiento en el este y el cuerno de África», unos 54 millones de personas sufrían inseguridad alimentaria aguda en esta región en 2020, incluyendo tanto zonas rurales como urbanas.
La reducción de fondos humanitarios y, sobre todo, la menor llegada de remesas -el dinero enviado a sus países de origen por los migrantes-, que son la fuente más importante de flujos financieros externos hacia África, exacerbaron la vulnerabilidad de las comunidades más pobres.
Conforme las oportunidades de empleo e ingresos en el extranjero se reducían por la crisis sanitaria global, los migrantes desempleados empezaron a volver a casa con las manos vacías y necesitaron apoyo para reintegrarse, lo que fue fuente de tensiones en las comunidades, según el estudio.
Sudán (9,6 millones de personas con inseguridad alimentaria aguda), Etiopía (8,6 millones) y Sudán del Sur (6,5 millones) figuran entre los diez países con las peores crisis alimentarias en el mundo en 2020, mientras Burundi cuenta con uno de los niveles del mundo más altos de desnutrición crónica o retraso en el crecimiento infantil.
El estudio señala, asimismo, que la región etíope de Tigray, sumida en un conflicto armado desde noviembre pasado, se ha convertido en «un nuevo foco de hambre».
Al menos cuatro millones de personas en Tigray sufren hambre severa y 350.000 están en situación de hambruna o «catástrofe humanitaria», la categoría más alta en la escala de inseguridad alimentaria, según la ONU. EFE
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