Hace cuatro décadas que una oleada de inmigrantes chinos empezó a asentarse en un rinconcito del barrio de Belgrano de Buenos Aires.
EFE
Con los años, ya con nombre propio y sorteando cada una de las tantas crisis argentinas, ese lugar se convirtió en un emblema turístico que ahora, con el vertiginoso cierre de locales, se aproxima al abismo por culpa del coronavirus.
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