La Organización de las Naciones Unidas instó a Nigeria el 28 de septiembre a liberar al cantante Yahaya Sharif-Aminu, condenado a muerte el pasado 10 de agosto por supuestamente blasfemar contra el profeta Mahoma en una de sus canciones.
Sharif-Aminu fue sentenciado por interpretar una canción y compartirla en WhatsApp, donde alababa a un imán de la secta tijaniya, a la cual pertenece, ubicándola por encima del profeta.
Ahora, el musico de 22 años se enfrenta a la muerte en la horca, a la cual lo condenó un tribunal islámico del estado de Kano, en el norte mayoritariamente musulmán de Nigeria.
Expertos en derechos humanos del organismo afirman que la sentencia viola la ley internacional.
«La música no es un crimen», sostuvo el lunes una declaración conjunta del grupo de funcionarios de la ONU.
La aplicación de la pena de muerte «por expresión artística o por compartir una canción en Internet, es una flagrante violación de los derechos humanos internacionales, así como de la Constitución de Nigeria», expresó la relatora especial de la ONU en el campo de los derechos culturales, Karima Bennoune.
Cabe recordar que el mismo tribunal islámico de Kano que dictó la pena capital contra el joven músico fue denunciado en septiembre por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) por haber condenado a 10 años de prisión a un niño de 13 años por blasfemia, expresada al usar un «lenguaje soez» hacia Alá en una discusión con un amigo.
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